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El cinc de Azsa se salva de la "semana trágica" vivida en la Bolsa por Glencore

La compañía propietaria de Asturiana de Zinc perdió el lunes el 30% de su valor, que ha ido recuperando, aunque sigue muy lejos del de 2012

Lingotes de cinc en los muelles de Avilés. MARA VILLAMUZA

La pasada semana fue trágica en los ejercicios contables de la multinacional Glencore, que es propietaria de la empresa Asturiana de Zinc (Azsa). El lunes pasado las acciones del gigante minero perdieron un 29 por ciento de su valor como consecuencia primero de las dudas suscitadas por la empresa a la hora de hacer frente a la deuda generada al fusionarse con Xstrata (en torno a 30.000 millones de euros) y, después, al devenir económico de China (el mayor mercado del mundo; hasta este año, fuera de las previsiones generales de las empresas occidentales). De esta grave situación, sin embargo, se salvó el negocio del cinc, que es el que explota en San Juan de Nieva, en Asturias.

El cinc metal vive una realidad paralela al resto de las materias primas: el próspero negocio del acero (en el que el cinc es necesario para el proceso de galvanizado) no hace más que levantar los balances contables de la compañía, cosa que no sucede, por ejemplo, con el cobre, el carbón o el petróleo. ¿El departamento de cinc de Glencore respira tranquilo? Todo apunta a que no. La compañía está tocada, pero aún flota.

La caída del valor de las acciones fue calificada en medios especializados como histórica: cada acción se vendió el lunes a menos de 70 peniques, cuatro libras y pico menos que cuando salió al mercado bursatil, en el año 2012. Por eso saltaron las alarmas: era probable el estallido de una burbuja de materias primas ("commodities", en la jerga de los economistas). Es cierto, que el valor de las acciones no aumentó a lo largo de la semana. Más bien al contrario: el valor comenzó a crecer, pero a unos niveles cortos. La acción estaba el viernes pasado a menos de una libra.

Glencore se dedica tradicionalmente a la especulación con productos básicos (minerales y agrícolas), aunque desde que formalizó su fusión con Xstrata -que fue propietaria de la empresa Azsa, la más productiva en zinc del planeta y la tercera en producción del mundo- el grupo ha diversificado sus negocios: también extrae minerales y, además, los manufactura. Esto es lo que hace, por ejemplo, en Castrillón, en la fundición de Azsa.

Para salvar la situación vivida en la bolsa, el presidente ejecutivo de Glencore, Ivan Glasenberg, y otros altos ejecutivos de la compañía salieron a defender su modelo de gestión. El periódico "The Wall Street Journal" asegura que la plana mayor de la compañía propietaria de Azsa prometió que no se iba a bajar la calificación de crédito de la empresa. porque "cuenta con el efectivo suficiente para operar sin mayores inconvenientes". El cambio en la calificación crediticia podría desembocar en una crisis inasumible y de la que no se salvaría nadie: ni los negocios más seguros, como es el caso de la fundidora asturiana, que lleva más de un lustro batiendo récords históricos de producción.

La salida a la palestra de los jefes de Glencore contribuyó a calmar ciertos ánimos. Tras caer más de un 29 por ciento el lunes pasado, las acciones repuntaron al 17 por ciento el martes y al 14, el miércoles. Lo que sucede es que la compañía hoy vale casi un 70 por ciento menos que a comienzos de año. Mientras tanto, Azsa se mantiene expectante.

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