Laura Iglesia (Gijón, 1968) reestrena en Avilés esta semana su obra "El desván de las horas muerta", una comedia de engaños y de amor no correspondido que la compañía "Higiénico Papel" -la suya propia- estrenó en el año 2000 "y que después rodó hasta que la retiramos del repertorio". La resurrección de la función se hace de la mano de la Fundación SGAE y el Niemeyer.

-Será una lectura dramatizada, aunque no sólo eso. Hemos recuperado algunos elementos de la escenografía original para desarrollar el espectáculo. Yo leeré el papel de la señora burguesa al borde del desahucio, Jorge Moreno será el mayordomo leal y enamorado y Carlos Dávila leerá las acotaciones. La obra la escribí yo hace tiempo

-Cuente, cuente.

-La obra está protagonizada por una señora que sigue creyendo que es quien ya no es: se viste con joyas... Gracias a la SGAE la devolvemos a la vida el próximo viernes a las 20.30 horas.

-Pero no sólo tiene esto entre manos.

-El día 23 estrenamos en Gijón Sur el espectáculo de danza "Vientos del mar". Está incluido en el festival Danza Xixón. Carlos Dávila es el padre de Pablo Dávila. El primero hace un trabajo de actor mientras que Pablo, se centra en la danza. Se cuenta un día en la playa y dirige Omar Meza, un experto en espectáculos de danza para niños. Y este lo es: desde tres añitos.

-¿Se vive bien del teatro?

-Se resiste o, al menos, eso es lo que estamos haciendo nosotros en "Higiénico papel". La crisis se ha llevado un montón de compañías.

-Van a por el vigésimo aniversario.

-Sí. Nacimos en 1996 y estamos contentos. Hemos podido diversificarnos y reducir el formato de algunos espectáculos, pero, a veces, nos volvemos locos y sacamos los enormes.