La segregación de la multinacional Alcoa preocupa a los trabajadores de la compañía en Avilés hasta el punto de sospechar de que "la dirección está preparando su marcha de España". Estas sospechas vienen fundadas por una serie de movimientos desde 2012 que la plantilla considera más que preocupantes. "Desde entonces vivimos presos de la incertidumbre: no sabemos qué va a ser de nosotros el año próximo por una cosa o por otra", señalaron fuentes sindicales.

Primero fueron los sucesos catastróficos que vivió la planta de Avilés con las inundaciones; después, la orden de recortar producción; más adelante, la aventura de la tarifa eléctrica y, al final, la segregación de la compañía. La semana pasada el consejo de administración de la matriz de Alcoa aceptó la propuesta de su presidente, Klaus Kleinfeld, de dividir la empresa en dos nuevas sociedades: por un lado, el negocio primario y, por otro, los productos de alto valor añadido. "Kleinfeld será el presidente de la nueva y continuará al frente de la antigua, de la nuestra, de manera eventual. Parece que nos está cerrando la puerta en las narices", añadieron desde el comité de empresa.

El presidente de Alcoa en España, Rubén Bartolomé, regresa de nuevo a la planta de Avilés. Su última visita -a finales de agosto- fue para poner nerviosa a la plantilla. Entre finales de ese mes y comienzos de septiembre se iba a celebrar la subasta de la interrumpibilidad (el dinero que cobran las multinacionales electrointensivas por desengancharse de la red). Dijo, aseguraron los sindicatos, que ni con una buena subasta se salvarían los trastos de la compañía. Y todo empezó a temblar. En la visita de esta semana está previsto que Bartolomé explique cuáles son las consecuencias para España de la segregación.

La compañía admitió en su momento que España quedaría bajo el amparo de la vieja Alcoa puesto que los centros de trabajo que tiene en el país (Avilés, La Coruña y San Ciprián, en Lugo) se dedican a la producción de aluminio primario o a la transformación de la bauxita (mineral base para hacer aluminio) en alúmina (producto intermedio que, tras ser sometido a un proceso de electrólisis se convierte en aluminio de gran pureza). Kleinfeld señaló que también quedarían en la antigua sociedad las minas de bauxita. "Es decir, por un lado las compañía sujeta a la cotización diaria del mercado de valores y, por otro, la que estará sujeta a las reglas del libre mercado", recordaron desde el comité de empresa.

Los representantes de los trabajadores quieren conocer qué se cuece para el futuro en Alcoa. José Manuel Gómez de la Uz, el presidente del comité, recordó que "hace tiempo" pidieron las cuentas del grupo Inespal (al que pertenece la fábrica de Avilés). Sergio Sobrido, de la sección sindical de la Unión Sindical Obrera (USO), explicó: "Durante la subasta ellos dijeron que tenían una estrategia de grupo, que una fábrica no iba a competir contra otra. Por eso queremos saber qué sucede en el grupo", apuntó.

Se da la circunstancia, asimismo, de que, desde ayer, está en vigor el nuevo convenio colectivo, el documento que regula las relaciones laborales entre dirección de la fábrica de Avilés y sus trabajadores. El convenio firmado -con vigencia hasta el 31 de diciembre- congela los salarios, pero mantiene tres años de ultractividad, esto es, que las dos partes tienen tres años para poder negociar el futuro. "Lo que sucede es que no sabemos qué futuro vamos a tener. Porque estamos convencidos de que la empresa que conocemos hoy no será la misma en los próximos tres años", concluyó Sobrido.