El consejo de administración de la sociedad Nueva Rula de Avilés, de la que depende la comercialización del 75 por ciento del pescado vendido en Asturias, ha acordado aceptar las condiciones que le fijó la Agencia Tributaria para cerrar la investigación fiscal de que ha sido objeto la entidad y que tiene su origen en la comercialización de pescado sin la pertinente declaración del mismo, una práctica conocida como "pescado negro" y que antes de aflorar en Avilés fue noticia en otros mercados pesqueros españoles, lo que da idea, según los profesionales del sector, de la generalización de la misma.

Para cerrar este desagradable capítulo la rula pesquera avilesina tendrá que hacer un pago que fuentes de la sociedad cifran en "algo más de un millón de euros"; en esa cantidad se incluyen las cuotas tributarias del Impuesto de Sociedades y del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) no satisfechas durante los ejercicios comprendidos entre 2009 y 2012, así como los recargos pertinentes y la sanción asociada a la presunta defraudación. El interés de los gestores de la Nueva Rula de Avilés estriba ahora en buscar una forma de pagar la deuda contraída con la Agencia Tributaria sin comprometer el equilibrio económico y financiero de la sociedad, que lleva dos años dando beneficios.

Con la asunción de la culpabilidad en la comercialización de pescado invisible a ojos del Fisco los miembros del consejo de administración de la rula evitan abrir un litigio que podría tener repercusiones penales. La Agencia Tributaria, independientemente del acuerdo con la rula, mantiene abiertas otras investigaciones fiscales derivadas que afectan a armadores, comercializadores de pescado a gran escala y minoristas.