Los vecinos de Luanco consideran que las obras de mejora de la calle Conde del Real Agrado son "una tomadura de pelo". Los comerciantes de esta céntrica vía de la capital gozoniega están hartos de una actuación que "recuerda a la obra de El Escorial, es interminable", como comenta una vecina mientras camina en dirección a la Casa Consistorial. Las obras comenzaron a mediados del pasado mes de mayo y, desde entonces, tan sólo se han ampliado y renovado el pavimento de las aceras. Es decir, aún queda pendiente el asfaltado de la calzada, que se hace de rogar desde hace varios meses. Hace unos días, el alcalde, Jorge Suárez (PSOE), anunció la rescisión del contrato con la adjudicataria.

Tras esta decisión, la firma colocó ayer una serie de vallas y una máquina excavadora en mitad de la calle con la intención de retomar la obra el próximo martes, según explicaron varios comerciantes. "Y después de fastidiarnos todo el verano con las obras, ahora también nos toca aguantarnos el puente -en referencia a la festividad del Pilar-", señala Andrés Rodríguez, uno de los hosteleros de Conde del Real Agrado, que cuestiona el papel del Ayuntamiento a la hora de gestionar esta obra. "Primero llegaron unos y nada -en referencia al PP- y luego los otros -el PSOE-, que hablan de mejorar la gestión y mientras tanto todo sigue igual", añade Rodríguez, tras atender a varios clientes de su negocio.

Los comerciantes cuestionaron también que la empresa adjudicataria "se dedicara simplemente a dejar la máquina en mitad de la calle y no ejecutar los trabajos". "Me dijeron que volverán el martes, pero visto lo visto, a ver si empiezan...", critica Andrés Rodríguez.

Higinio González, vecino de Luanco, coincide con los hosteleros y comerciantes en cuestionar la tardanza en estas obras a las que tan solo le resta el asfaltado de unos cien metros de calzada, desde el límite con el instituto hasta el entronque con la calle Gijón. Como consecuencia de estos trabajos, la calle Conde del Real Agrado está cortada al tráfico desde mediados de mayo. Esa cuestión generó varios embotellamientos durante los meses de verano. "Si aparcar en Luanco es un caos de por sí, después de cortar la calle es mucho peor, todo el pueblo tiene ganas de que finalicen esta calle", manifiesta Alberto Menéndez.

Tras varios parones, los vecinos confían en que las obras que se esperan retomar el martes sean ya definitivas para que esta calle que espera rematarse en poco más de mes, no supere los cinco.