Valores como esfuerzo, lealtad, compromiso o ayuda social siguen vigentes en el espíritu del Grupo Scout Caph, agrupación nacida en el barrio de Llaranes hace 40 cuarenta años. La celebración de estas cuatro décadas de actividad marcará el presente curso de la agrupación con sede en el colegio Santo Ángel y compuesta por 88 niños y jóvenes de edades comprendidas entre los 6 y 21 años a los que acompañan 22 educadores adultos.

Durante los próximos meses, los scouts avilesinos continuarán con el programa educativo que desarrollan a través de los encuentros que celebran los sábados en las dependencias salesianas, las excursiones de un día, las acampadas de fin de semana y los campamentos en periodos vacacionales. Como novedad, este curso de aniversario, el campamento de verano se llevará a cabo fuera de España. A falta de concretar el lugar, Portugal será con toda probabilidad el destino de los jóvenes, señala Javier Díaz Morán, jefe de grupo y segundo miembro en veteranía dentro de las filas del movimiento scout de Avilés. El primero es Juan López Sevillano, sacerdote y fundador del mismo el 12 de diciembre de 1976; tres años más tarde, en 1979, Díaz Morán se sumaba al equipo juvenil que realizó su primera salida al Pico Gorfolí .

Uno de los retos de la formación para los próximos meses es contactar con cuantos jóvenes han pasado por el grupo en los 40 años para programar un encuentro en el que reunir viejos y nuevos compañeros y amigos. Con motivo del cumpleaños también han previsto convocar un concurso para diseñar un logotipo que recuerde el aniversario. En el mismo podrán participar los scouts que han pasado por el grupo al igual que las familias. Una vez elegido el modelo se plasmará en una prenda de ropa, comenta Díaz Morán para pasar a explicar cómo es el programa pedagógico del movimiento durante las tardes de los sábados. "Trabajamos por grupos de edad -establecemos cinco etapas que coinciden con los niveles educativos- y cada uno presenta una metodología distinta. La de los pequeños está orientadas al juego y con los mayores introducimos aspectos como el compromiso social o la colaboración con otras entidades, tipo Cruz Roja, Cáritas o los asilos", relata.

El proceso educativo de los scouts concluye a los 21 años, "momento en el que el joven ya está preparado para afrontar la vida con los valores adquiridos", añade Javier Díaz. A partir de entonces, comenta, muchos jóvenes deciden permanecer en el movimiento como educadores adultos. Otros se implican en tareas con una alta carga de compromiso social; es decir, pasan a formar parte de organizaciones no gubernamentales, sindicatos, partidos políticos o diferentes entidades. Quienes no se suman a ningún colectivo "también mantienen presentes a lo largo de la vida la formación recibida en la etapa de scout ya que nuestro objetivo es inculcar en los jóvenes valores de esfuerzo, lealtad, sacrificio o compromiso para construir una sociedad mejor", apunta.

Del movimiento nacido en Llaranes, donde entonces se encontraba el colegio salesiano, Díaz cree que "queda la esencia y la ideología inicial: una oportunidad para los niños y jóvenes de disfrutar su tiempo libre de otra manera". En los años 70 las propuestas de ocio y tiempo libre eran diferentes a las actuales y sumarse a los scouts nos daba la "oportunidad de salir y estar en contacto con la naturaleza. Hoy seguimos haciendo lo mismo; lo que cambia es la oferta que se extiende alrededor de los jóvenes", indica para recalcar que "nuestro cometido no es entretener como lo hace una empresa de tiempo libro; la misión que tenemos es educar en el tiempo libre en contacto con la naturaleza".