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Concejo de Bildeo | Crónicas del municipio imposible

Peñas y penas

De cuando Bildeo trató de sumarse al "boom" turístico con resultados desalentadores

Peñas y penas

De nuestro corresponsal, Falcatrúas

La Consejería de Asuntos sin Fundamento del Principado quiere innovar en la Reserva Indígena de Bildeo sustituyendo los medios de malvivir actuales, vacas y praos, por el turismo, que será el pagano del futuro local; claro que aquí confiamos más en la lotería que en el Gobiernín. El turismo, como una ayudina, bueno, pero barruntamos que más que pensar en ayudar a Bildeo, es el propio Gobiernín el que necesita un Petromocho que salga bien.

Por cierto, hablando de "paganos", es curioso que los cristianos hayan llamado así a los de otros palos religiosos; posteriormente, con la evolución de la lengua y la sociedad, los cristianos de antaño en España han pasado a ser los gobernantes de ahora, (Montoro, Ministro de Hacienda, o Soria, Ministro de Industria) y los españoles en general, sin sitio a la derecha del Padre, somos los paganos de todo el tinglado. Los españoles en particular, los adinerados, cuentan con expertos que les transforman en devoluciones lo que habían de pagar en impuestos.

Los musulmanes llaman infieles a los que no son de su cuerda, los judíos llaman gentiles al resto del mundo y así sucesivamente. De igual modo, los bildeanos consideramos gilipollas a los que no son de aquí, nos dan pena, porque en lugar de vivir del buen ganado asturiano andan mariconeando con chorradas como centros de interpretación del entorno, puesta en valor de texos y castañales, caza y pesca fotográficas, excursiones por las brañas, descubrimiento de barrancos?

-¡El turismo es un salto hacia el futuro! - dijo el de la Consejería, concluyendo su exposición ante los silentes bildeanos.

Una voz anónima igualita a la de Pepe Torazo, se alzó desafiante:

-¿Ese salto, no será al vacío? ¡Qué se tire tu padre, a ver qué pasa!

A partir de ese momento la asamblea fue un tumulto, pero Manolón Fardel, hombre de negocios de fino olfato, no prestaba atención al follón a su alrededor, repetía como un mantra:

-¡Tenemos que bautizar peñas; teniendo en cuenta que aquí tenemos millones, puede haber tema!

-Cuenta, cuenta! -inquirió Pepe Torazo, tirándole de la lengua con una tenaza.

-Podemos llamar a figuras mediáticas de esas del candelabro para que apadrinen peñas: una figura, una peña bautizada. Se monta una ceremonia con asistencia de alguien del Gobiernín que no tenga nada que hacer, igual vienen todos, se le regalan al padrino un diploma y un par de madreñas, y a correr. Llamamos a los medios de contaminación para que hagan reportajes, promocionamos el pueblo y los turistas vendrán a paxaos. El asunto está en conseguir que venga el primer personaje importante, porque después todos querrán venir.

Ramón el Tumbao escuchaba atentamente, sin intervenir:

-¿Qué opinas tú, Ramón?

-Una idea fenomenal, no me extraña nada viniendo de ti, Manolón, que eres un fenómeno.

El interesado agradeció el cumplido de Ramón con honda satisfacción, pero a medida que fue rumiando lo de "fenómeno" y sabiendo de quién venía, empezó a preocuparse.

-Esa genialidad, -continuó Ramón-, hay que madurarla. Por ejemplo, si el invitado o padrino es masculino, tendrá que bautizar una peña masculina, pongamos peñasco, para evitar la discriminación por razón de sexo; de igual modo, si tenemos una madrina, se bautizará una peña.

-Y habrá que poner una placa en cada peña que se bautice-, aventuró Pepe.

-Placas que podrían salir de la fragua de Pepe el Ferreiro -sugirió el alcalde, Venancio Quilicas, vivamente interesado en el asunto.

-Diseñadas por mí, -propuso Isidro, el inventor, originando la desbandada del equipo de agitadores culturales.

La idea de los bautizos de peñas y peñascos trajo muchos y prolongados debates que paralizaron la marcha normal del Ayuntamiento, originando retrasos prolongados en la tramitación de expedientes como el de construcción de un gallinero, o el de dos fallecidos que no pudieron ser dados de baja en el registro ni en el censo y permanecieron unos meses en sendos arcones; y menos mal que aquí no nacen guajes, de lo contrario no hubiera podido tramitarse su existencia y habría que desnacerlos, a ver cómo, pero no hubo necesidad de llegar a tanto, aquí sólo nacen animales, xatos mayormente.

Como padrino de la primera peña, salió elegido José Ángel Fernández Villa, también conocido por "Josiángel" y "Cagüenmimantu", como digno representante de la clase política y sindicalera que ha gobernado la vida de los asturianos en las últimas décadas.

En el habla de Bildeo, las peñas son penas, así que cuando vino el sindicalista, que todavía no sufría de miedo escénico, bautizó el peñasco como La Pena del Sindicato, y todo salió muy bien. A las pocas horas de concluir la ceremonia, la placa de acero que había quedado atornillada en la roca había desaparecido.

Seguiremos informando.

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