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Ceramistas avilesinas del siglo XXI

Cinco artesanas formadas en la Escuela de Cerámica forman Barruntando, una firma que tras un año de trabajo tiene en el Reino Unido su principal mercado

Ceramistas avilesinas del siglo XXI

El barro, que forma parte de la historia del concejo, tiene también futuro. Y así, pese al cierre de todos los alfares tradicionales, la semilla que plantó la Escuela de Cerámica en generaciones de alumnos está dando también sus frutos empresariales. Barruntando son cinco mujeres dispuestas a hacer del barro su modo de vida. Y esta empresa que inició su andadura hace un año exporta ya piezas de alegres diseños a diferentes países, especialmente al Reino Unido. De momento van ganando en función de los encargos, no lo suficiente para vivir, pero están confiadas en que pronto podrán tener un sueldo regular al mes.

En el taller, ubicado en la calle Fernando Morán, Ana Magallón, Maite Suárez, Eva Pérez, Lola Ibáñez y Amelia López, con unas edades comprendidas entre los 32 y los 49 años, trabajan mañana y tarde. "Y en Navidad también de noche", bromean. Y es que en el último periodo navideño se vieron desbordadas de encargos. Esta singular empresa comenzó su andadura cuando las cinco se conocieron en un curso de alfarería tradicional en la Escuela de Cerámica, con los profesores Jesús Castañón, Ángel Domínguez-Gil y Benjamín Menéndez, apoyados también por Lola Varela y Anabel Barrio. Y fue precisamente el hecho de que Varela les comentara que iba a dejar su taller lo que les animó a lanzarse a la aventura. Le alquilaron el local, que ya tenía las herramientas básicas para trabajar, y en verano de 2014 Barruntando echó a andar en forma de comunidad de bienes.

El volumen de ventas de Barruntando no es despreciable: ahora mismo, que todavía no es temporada alta, está en los 100 pedidos mensuales. La mayor parte del negocio la realizan a través de la plataforma "Etsy", un escaparate web para artesanos de todo el mundo que cuenta con 30 millones de usuarios. También venden a través de su propia página web. Ellas mismas embalan y envían los paquetes a los compradores a través de Correos. Y además tienen puntos de venta en la tienda del Centro Niemeyer, están a punto de estar también en Oviedo, y sus productos se encuentran en locales de Zaragoza, Barcelona y Edimburgo.

Las artesanas realizan también sus propios diseños, y han logrado darles una unidad estética que se mueve entre el mundo del cuento y lo naif. "Cuando tenemos un encargo, cada una hace un boceto y luego llegamos a un acuerdo", explican. Muchas tenían formación artística previa. Magallón es ingeniera técnica y química (y en la empresa se ocupa de la parte administrativa), Suárez tiene formación como joyera, Pérez como escaparatista, Ibáñez estudió Bellas Artes y restauración de Muebles, y López es licenciada en Historia del Arte.

Y aún no se creen estar embarcadas en este proyecto. "Cuando estás aprendiendo piensas que te gustaría dedicarte a ello... pero no crees que vayas a poder", reconoce Amelia López. A todas las dificultades del mundo se sumaba el temor a la crisis, añade Magallón: "No era fácil lanzarte a poner una empresa de cerámica, cuando estaban todas desapareciendo". Sin embargo su propuesta fresca, de cerámica moderna, va camino de triunfar. Tal es así que acaban de hacer su primera inversión grande, un horno nuevo.

Las piezas que salen de sus manos son figuritas de animales, como zorros y dinosaurios, que les piden incluso para coronar tartas de boda. También realizan figuras personalizadas, siguiendo el mismo estilo, que los clientes les encargan en honor de alguna mascota o, incluso, de sus cabras. De todos modos el producto estrella de Barruntando es el cuenco lanero, una pieza en forma de bol pero con una hendidura para dejar salir el cabo de lana mientras se teje. "Queremos hacer modelos diferentes de cara a las navidades, para ir teniendo más cosas en oferta y poder llegar a los 100 artículos", cuentan. De momento van por los 70, pero no dejan de barruntar nuevos proyectos.

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