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El chalé de doña Ramona, en horas bajas

Los vecinos de Miranda piden al Ayuntamiento medidas para recuperar la casa indiana, ocupada y "foco de venta de drogas"

La fachada del chalé de doña Ramona. IRMA COLLÍN

Los vecinos de Miranda evitan utilizar por la noche la calle que discurre por un lateral del chalé conocido como de doña Ramona aunque bautizado por sus primeros moradores como Villa Milagrosa. La casa, construida a principios de los años veinte del siglo pasado por Ramón Suárez López, está abandonada y ocupada por un grupo de personas que provocan desconfianza y temor en el pequeño núcleo rural. "Al oscurecer, aquí hay un tejemaneje de droga tremendo, con unos que venden y otros que vienen a comprar. Paran los coches, ocupan la calle y la gente que sale a dar una vuelta al atardecer tiene miedo", señala Félix Rodríguez Díaz, presidente de la Asociación de Vecinos de Miranda.

Las quejas de los ciudadanos han llegado al Ayuntamiento a través del citado colectivo vecinal "pero hasta la fecha no se han tomado medidas", comenta Rodríguez, que también se hace eco de la maleza y suciedad que invade el solar adquirido en su día por el citado indiano, casado con Ramona Álvarez Ceballos, convirtiendo la zona en un espacio insalubre.

Esta finca colinda con el que fuera cine Patagonia, construido unos treinta años después del chalé pintado en colores blanco y verde, y a medio derruir al interrumpir el Principado la demolición por encontrarse el inmueble en trámites de inclusión en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias.

En la misma calle también se ubican las antiguas escuelas de Miranda, hoy transformadas en Casa de Cultura y, por tanto, sede social de las distintas asociaciones vinculada a la parroquia y lugar de celebración de cuantas actividades se desarrollan en este núcleo próximo a La Carriona. "Hay actividades durante toda la semana, tanto por la mañana como por la tarde, y es la sede de varios coros, grupos de folclore, teatro...", comenta el líder vecinal, pesaroso ante el estado de abandono por parte del Ayuntamiento avilesino de varios espacios de Miranda, pero sobre todo de la casa de doña Ramona, cubierta por la maleza y en estado de abandono, máxime desde que en ella se ha instalado un grupo de gitanos.

Desde el fallecimiento del matrimonio Rodríguez Álvarez, la casa cuyo porche está cubierto de azulejos de Talavera, otro de sus encantos, tuvo varios residentes. La primera de ellas, según relata José Manuel Feito, párroco de Miranda y estudioso de la historia de la parroquia, fue Josefina Gutiérrez, heredera del inmueble al no tener el matrimonio descendencia. Era hija de Trinidad, hermana de la primera propietaria y fundadora de la Cofradía La Milagrosa de Miranda, de ahí el nombre de la casa. El sacerdote señala que vivió en ella hasta que su hermano José Antonio la vendió, tras lo cual se fue a vivir a una residencia, donde pasó sus últimos años de vida. A partir de entonces, el chalé pasó por distintas manos hasta llegar a la decrepitud en la que se encuentra en la actualidad.

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