No ha pasado ni un día desde la apertura al tráfico de la calle Conde del Real Agrado de Luanco y ya hay quejas. Esta actuación tuvo una ejecución de cinco meses y, tras el final de los trabajos, los vecinos y los comerciantes denunciaron ayer que la calzada y las aceras están casi a la misma altura, lo que puede derivar en inundaciones indeseadas en los bajos comerciales y portales en días de fuertes lluvias. "Por fin se acabó la obra, llevamos mucho esperando, solo deseo que no hagan más obras aunque pensándolo bien, el bordillo está a la altura de la carretera", señala María del Río, trabajadora de uno de los comercios de la céntrica vía luanquina, próxima al instituto Cristo del Socorro.

No obstante, hay opiniones para todos los gustos. También favorables. "La verdad es que la calle quedó muy bien, muy guapa, lo único malo es que estuvimos de obras todo el verano y un poco más", indica Pedro Fernández. En la otra acera, José Gutiérrez apuraba las últimas caladas de un puro. "La calzada está muy alta, creo que había que levantar un poco más las aceras, pero no se si se puede; no me explico cómo pudieron tardar tanto cuando parece una obra de nada", apunta Gutiérrez.

A su lado, un corrillo de vecinos comentaba que la calle apenas tiene dos sumideros, uno a mitad de la vía y otro en el entronque con la calle Gijón. "Esperemos que cuando llueva no tengamos el mismo problema que tenemos todos los años en la calle San Juan con las dichosas inundaciones", decían.