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Con ruido por imperativo legal

Los dueños de un bajo en la plaza de la Guitarra afirman que no pueden entrar a apagar la alarma porque el local está precintado

Una maraña judicial impide a los propietarios de un bajo ubicado en la plaza de la Guitarra apagar la alarma, cuyo molesto sonido está martirizando a los vecinos desde el pasado mes de junio. El caso es que el local está precintado por orden judicial y el Juzgado y la Policía "se pasan la pelota" entre ellos, según asegura la propiedad.

El problema es que el bar está alquilado a unas personas que, actualmente, están "en paradero desconocido". Como el contrato sigue en vigor, los dueños del bajo han tenido que iniciar un proceso de desahucio para recuperar su control. "Sabemos desde el primer momento el calvario que están padeciendo los vecinos por la alarma y así lo hicimos saber en el Juzgado. La Policía también lo sabe y los agentes nos dicen que entremos, pero no podemos porque está precintado. La respuesta que nos dio el fiscal a nuestra petición es que no se puede hacer nada salvo desprecintar el local, y que las demás medidas corresponden a la policía. Se pasan la pelota de unos a otros y nosotros estamos atados de pies y manos", lamentan los propietarios.

Los dueños del bar tienen las llaves del bajo y se ofrece a dárselas a los agentes de la Policía para que sean ellos los que entren a apagar molesto artilugio. "Es que nosotros no podemos ni siquiera apagar el interruptor de la luz del bajo. Necesitamos que el juez nos dé permiso para entrar", urgieron.

Los vecinos están ya hartos del ruido que suena a todas horas desde hace ya cuatro meses y medio y lo único que ven, tras sus quejas, es que todo sigue igual. "Llega un momento que ya ni lo oyes. Mi cabeza ha dicho 'si no pueden con el enemigo, únete a él' y por momentos no lo noto", aseguró hace unos días María José Acedo, propietaria de la mercería que hay al lado del ruidoso local.

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