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La figura de la semana | fidel álvarez garaot | Patrón mayor de la Cofradía "Virgen de las Mareas"

Hombre de altamar

Este pixueto se siente libre en el barco, aunque sufre cada vez que tiene que separarse varios días de su familia

Fidel Álvarez Garaot, en su barco, antes de iniciar varias jornadas de trabajo. RICARDO SOLÍS

A Fidel Álvarez Garaot no le encontrarán nunca de gerente de una empresa. Al recién elegido patrón mayor de la Cofradía "Virgen de las Mareas" le gusta trabajar en altamar, donde se siente libre y donde disfruta siendo el jefe. Estuvo en la empresa de su suegro, donde se llegó a desesperar: no cuajaba en el trabajo en tierra. Su pasión por la mar tiene una dificultad, separarse de su familia. Es padre de un niño de 13 años y de una niña de siete meses. Pasar muchos días lejos de ellos es lo que peor lleva de su profesión.

En la última marea faltó durante 24 días; estuvo al Norte de las Azores y Oeste de Irlanda pescando bonito, la especie que le ha hecho famoso en la lonja tras instaurar la tradición del "campanu" del mar. Ésta comenzó hace diez años y contó con la colaboración del jefe de cancha de la vieja rula, Enrique García, y de un comercializador de un supermercado regional. Su objetivo era dar repercusión al inicio de la campaña del bonito. Y salió bien. Este año, el primer túnido se subastó por más de 100 euros el kilo.

Álvarez Garaot nació en Oviñana (Cudillero) en 1975. Empezó a ejercer como patrón en 1998, a bordo del "Esmeralda". Ahora cuenta con dos barcos, el "Berriz Amatxo", de cerco, y el "Esmeralda III", de risco. Antes de eso, estudió en la Escuela Náutica Mayor de máquina y Patrón de altura. Tiene a doce personas a su cargo trabajando en los barcos y a otras cuatro haciendo los aparejos y los pertrechos en tierra. Muchos quebraderos de cabeza y una culpable: la falta de cuota pesquera. "Si tuviéramos cupo suficiente para pescar, no te volverías loco buscándote la vida y viendo cómo traer pan para todos a tierra", afirma.

La crisis que vive el sector no le es ajena y, como muchos de sus compañeros en la mar, asegura que o aumentan las posibilidades de pesca de las principales especies, como la merluza, la barbada o la xarda, o se van a pique. A su alrededor, en los últimos años, el desguace de barcos es una constante porque los armadores no pueden sobrevivir. Él mismo tiene que tener paralizado sus barcos durante los próximos dos meses porque ya no tiene cuota.

Los pescadores ven contradicciones entre lo que impone Bruselas y lo que se ve en el mar. Un comentario constante en el sector es que nunca se había visto, por ejemplo, tanta merluza. Y no la pueden capturar so pena de sufrir sanciones económicas importantes.

La que ahora comienza será su segunda etapa al frente de la Cofradía de Pescadores, una entidad que puede estar abocada a la desaparición en los próximos años si, como asegura Álvarez Garaot, no recupera la gestión total de la subasta de pescado en la rula, ahora en manos de la sociedad "Nueva Rula de Avilés". Su primera etapa, desde el año 2013, primero de forma interina por la marcha de ex patrón mayor Santiago Folgar y después por la dimisión de su sustituto, Jesús Galindo, estuvo marcada por la polémica en el poblado de pescadores, la joya de la corona de la Cofradía. En su intento de regularizar la situación de todos los que vivían en los pisos, se granjeó más de una enemistad y más de una acusación de querer "especular" con las viviendas. Ahora, afirma, las aguas están calmadas. Siente que en ese proceso contó con el apoyo de los vecinos "de toda la vida" del barrio del Nodo ya que eran "los más interesados" en que se regularizada a aquellos que no tenían derecho a tener una casa a un precio simbólico.

Los próximos cuatro años compaginará su pasión, el mar, con su deber como patrón mayor de la cofradía. Eso si no hay sobresaltos ni crisis, algo tan común en el sector.

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