"No se han cambiado las aceras desde hace 30 años, están muy deterioradas", afirma el presidente de la asociación de vecinos "El Polígono" de La Magdalena. Por eso, caminar por el barrio avilesino se ha convertido para sus vecinos en un juego de azar: en cualquier momento se pueden encontrar con baldosas levantadas, desaparecidas, rotas o que hacen resbalar por el verdín. "En días de lluvia, la sorpresa es mayúscula cuando pisas una aparentemente en buen estado y salta el agua hasta las rodillas", explica, a su vez, Pedro Majada, miembro de la asociación.

No hay un abandono total, el Ayuntamiento responde a las peticiones de los vecinos arreglando pequeñas zonas, de apenas uno o dos metros cuadrados. "Cada año nos ponen cuatro baldosas sueltas y, encima, no sabemos como las ponen y se levantan al poco. Entiendo que no haya dinero para todo, pero hay que empezar por algo, aunque sea una calle o media cada año. Ahora solo nos ponen parches, que lo único que hacen es dar una sensación de que está todo más viejo aún de lo que está", añade Majada.

El parque de La Magdalena también necesita un lavado de cara. Las grandes losas que cubren su suelo están rotas y torcidas, lo que provoca que, con la lluvia, se formen grandes charcos. Las aceras son solo la parte que afecta a los transeuntes de un problema que se extiende también alos conductores. "La calle Valdés Salas son pozos continuos. Llegan ponen algo de gravilla y se van. Dura dos días porque esta es una zona que utiliza todo el mundo para aparcar: los del colegio, los del Centro de Profesorado... A la entrada de los garajes, los socabones empiezan a ser peligrosos y los días que llueve está impracticable", sostiene Pedro Majada.

"La Magdalena es un barrio tranquilo y bueno, pero está abandonado. No demandamos más servicios, porque sabemos que estamos cerca del centro, pero sí que necesitamos mantenimiento", añade, por su parte, Amaro Martínez.