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PALOMA FAVIERES | Abogada, miembro de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR)

"Cada vez que se deniega un visado a un refugiado se da un cliente a las mafias"

"La primera medida que adoptó España para atender a la población siria fue en 2011 y consistió en instaurar un visado de tránsito aeroportuario"

Paloma Favieres Ruiz. RICARDO SOLÍS

Una conferencia sobre la realidad de las personas refugiadas en el mundo, a cargo de Paloma Favieres Ruiz, abrió ayer el XII Foro Solidario de Avilés, que se celebra en la Factoría Cultural. La coordinadora del servicio jurídico de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ofrece a continuación una visión general de la situación que viven los millones de personas obligadas a abandonar sus países.

-Se habla de 60 millones de personas que han abandonado sus hogares por la guerra o la persecución. ¿Esta cifra sigue creciendo?

-En el Día del Refugiado, celebrado en junio, Acnur adelantó esta cifra y señaló que se trata del mayor éxodo desde la Segunda Guerra Mundial. Suponemos que irá en aumento porque hay cuatro millones de personas sirias que se encuentran en los países colindantes. En Europa, hay una sensación de angustia, de que no podemos acoger a todos. Los países que están soportando toda la presión son, sobre todo, Jordania, Turquía y Líbano.

-¿En qué condiciones se encuentran?

-Están al límite. En Líbano, los refugiados están en los campamentos de Acnur, sin posibilidad de acceder a un procedimiento de asilo en condiciones. La policía, en la frontera con Siria, está discriminando los perfiles a la hora de entrar y abandonar el país. La previsión es que sigan saliendo ya que el conflicto no tiene visos de terminar. Ahora, países colindantes y la propia Europa se echan las manos a la cabeza pero hay que recordar que la guerra comenzó en el 2011.

-¿Cuando empezó España a atender a los refugiados sirios y qué medidas adoptó?

-Comenzó ese mismo 2011. La primera medida fue instaurar un visado de tránsito aeropuertario. Eso significa que los primeros sirios llegaron legalmente. Embarcaban con el pasaporte válido con destino a un país que no les exigía visado. Como España no les pedía visado de tránsito, solicitaban asilo. Cuando desde CEAR insistimos en las vías legales seguras y lanzamos una campaña de no más huérfanos en el Mediterráneo, la idea era esa: mientras no habilites vías legales y seguras la gente tiene que salir de cualquier manera.

-¿Cuál es la actitud de la administración española?

-Utiliza mucho el tema de lucha contra las mafias. Creo que no es demagogia pero cada vez que el Ministerio de Asuntos Exteriores deniega un visado está entregando un refugiado a las mafias. Nos consultan muchas personas sobre qué hacer. Necesitan un visado, en Siria no hay representación diplomática, tienen que ir a un país colindante, acudir a la embajada de España en ese país y solicitar un visado. ¿Cuál es la respuesta? Los visados de corta duración son para las personas que tienen una previsión de regreso, y no es su caso.

-¿La Ley de Asilo no contempla ninguna solución?

-La posibilidad que establece la Ley de Asilo, que ignora permanentemente el Ministerio, es solicitar el traslado a España cuando hay un riesgo para la vida y una vez en España formalizar la petición de asilo. Pero como no hay desarrollo reglamentario de la ley desde 2009, no está puesta en marcha, tampoco existe esa posibilidad. Ante esta situación, los ciudadanos se ponen en manos de las mafias. Rizando el rizo, ¿quién es el responsable final de la existencia de las mafias?. Yo no voy a alentar el uso de ellas, por supuesto, ni les voy a hacer la ola, pero cada vez que se deniega un visado estás dando un cliente a las mafias.

-¿En qué condiciones se encuentra un refugiado mientras se tramita la petición de asilo?

-Hasta hace poco, el sistema de acogida en España era bueno. Estaba pensado para una media de 3.000 solicitudes al año. En el 2014 y 2015 se produce un incremento enorme, principalmente de sirios, y hay que habilitar plazas. También hay un aumento de personas procedentes de Ucrania, un conflicto medio olvidado que ha generado muchas salidas del país. El sistema no estaba preparado y quiebra. Debido a la presión, se incrementó el número de plazas y en este momento se ha vuelto a normalizar la acogida.

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