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La historia de la ciudad en blanco y negro

Más estampas para el álbum avilesino del siglo XX

El tercer volumen de "Avilés en el pasado", de Nardo Villaboy, homenajea a los autores del mayor legado gráfico de la villa

"Este libro es un homenaje a los fotógrafos de Avilés que con los limitados medios de que disponían nos dejaron un maravilloso legado gráfico de nuestra villa. Con él pretendo contribuir a la conservación y difusión de dicho trabajo", señala Nardo Villaboy a modo de presentación del tercer volumen de "Avilés en el pasado", desde hace unos días a la venta en las librerías de la ciudad.

La publicación, la número cuarenta del fotógrafo del barrio de Sabugo, se presenta estructurada en veinte apartados, cada uno dedicado a las calles, actos tradicionales, arquitectura o estampas más características de la vida de Avilés. Una selección de textos firmados en su mayoría por periodistas -entre los que figuran Francisco L. Jiménez y Saúl Fernández, ambos de la redacción de LA NUEVA ESPAÑA en Avilés- acompañan las viejas fotografías de los años cuarenta y cincuenta salidas en su mayoría de las cámaras de Espolita, Ibarra, Duarte, Huerta o Mina, entre otros autores, y recuperadas en los últimos años por Villaboy. Únicamente quince o veinte fueron realizadas por el fotógrafo con estudio en la calle La Fruta. "Yo sólo les lavé la cara. Soy un recuperador de imágenes que busco dar una visión fresca de la historia de Avilés", indica para señalar que su objetivo con este trabajo prologado por María Josefa Sanz Fuentes, cronista oficial de Avilés, ha sido "hacer un libro cercano en el tiempo para que la gente mayor reconozca las imágenes. Espero que guste, a mí me encanta; me volqué en él y estoy satisfecho con el resultado".

De entre las más de 400 fotografías (de la plaza de España, las calles de origen medieval además de otras más modernas, el entorno del parque del Muelle, el barrio alto, la zona de la estación, el puerto, Ensidesa, Las Meanas o los templos), Nardo Villaboy confiesa tener predilección por las protagonizadas por Los Tubos, construcciones modulares levantadas primero en Llaranes y después en La Curtidora bajo el paraguas de Ensidesa y destinadas a la escolarización de la población infantil. "Se hicieron con carácter provisional cuando llegó la siderúrgica y mantuvieron su actividad durante casi veinte años. Mucha gente aún los recuerda; yo estuve un año en Los Tubos". Además de las instantáneas y los correspondientes textos, entre las 304 páginas de "Avilés en el pasado" aparecen los planos y la memoria de construcción de estas singulares edificaciones en forma de medio cilindro.

A la hora de contemplar muchas de las imágenes en blanco y negro que se suceden a lo largo del grueso ejemplar, el gesto de Nardo Villaboy se tuerce por el malestar que le produce la desaparición de elementos tan singulares como las arcadas. "Se cometieron muchas barbaridades. Se destruyeron arcadas de muchas calles: Rivero, San Bernardo, La Fruta, La Estación, Bances Candamo? Al hacer un recorrido fotográfico por todos aquellos rincones veo los cambios arquitectónicos tan brutales que se llevaron a cabo. Y Avilés es el lugar de Asturias con más metros de arcadas. En estas fotos están reflejadas", denuncia el artista al tiempo que invita a sus vecinos a "mirar el libro para conocer la historia de la ciudad" y contemplar espacios ya derruidos".

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