El 7 de noviembre de 2008, los trabajadores y usuarios de la piscina municipal de La Magdalena, sufrimos una intoxicación por agentes químicos (cloro, según los médicos, un neumólogo y el médico forense de los juzgados de Avilés) en la piscina. A resultas de dicha intoxicación, dos monitores sufrieron lesiones irreversibles que derivaron en jubilaciones por incapacidad absoluta, los otros dos estuvimos seis meses de baja por incapacidad laboral transitoria y diversos usuarios resultaron también afectados.

A consecuencia de todo ello y fruto de una lucha en defensa de la salud y los derechos, el TSJA condenó a la Fundación Deportiva Municipal y al Ayuntamiento de Avilés como responsables por falta de medidas de seguridad al pago de indemnizaciones y a un recargo de prestaciones del 30 por ciento. Las sumas desembolsadas entre la mutua, las aseguradoras y el Ayuntamiento tuvieron un monto total superior a los 400.000 euros.

Después de todo esto, y a semejanza de otros casos del Estado español, no apareció persona o personas responsables, hecho aún más grave si se consideran las consecuencias en la vida de personas que estaban cumpliendo con su trabajo y la ¿cómo calificarlo: dejadez, desidia, desprecios de la vida ajena? Que cada cual ponga el adjetivo que estime más conveniente.

Aunque sí se observa la impunidad, suele ser la norma en la Fundación Deportiva Municipal de Avilés. ¿Alguien se puede imaginar que un jefe sea condenado en juicio de faltas por insultos y amenazas a trabajadores o, también, que denuncie por robo y, después de actuar la Policía en el centro de trabajo, retire la denuncia porque "fue un error" y se le otorgue poder total y discrecionalidad sobre esos mismos trabajadores y su quehacer diario? ¿A qué no cabe en cabeza humana? Pues eso.

Como decía, no hay responsables a fecha de hoy; es más, todo sigue igual, salvo algún pequeño cambio como, por ejemplo, que los técnicos de la empresa contratada para salud e higiene que firmaron los informes después del accidente en los que decían que todo estaba impecable, a día de hoy ya no están en esa empresa si no en nómina del Ayuntamiento.

Después de 2008, sufrimos más episodios -no tan graves, es cierto- y también un amplio cuadro de problemas de piel, ojos, etcétera. Le ocurrió a un alto número de monitores y socorristas, aunque, ahora, la versión de la mutua es que esos daños no son por la exposición y el trabajo en las piscinas. Más de una decena de trabajadores, cada uno de un padre y una madre, con cuadros similares y único nexo de unión: el trabajo en las piscinas municipales de Avilés. ¿Qué curioso, no?

En fin, estamos en 2015. Todo perfecto, todo impecable, unos trabajadores que tocan las narices, ningún responsable, ninguna medida disciplinaria, ni siquiera la vergüenza torera de una petición de disculpas, cientos de miles de euros de los avilesinos en pagar la fiesta, (¿será por "perras"?), unos jefes cobrando por encima del convenio y con pluses a discreción (baste decir que le han otorgado unos 12.000 euros anuales al director, y eso con la que está cayendo). Esa es la justicia y reparación a las víctimas (eso cuando no somos vilipendiados, agredidos o vejados). Pero la lucha continúa y con dinero no se tapa todo, aunque así lo crean algunos.