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EVA FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ | Neuróloga

"La epilepsia limita, pero no incapacita para una vida normal"

"Es una leyenda urbana que el paciente se trague la lengua durante los ataques, no hay que meterle nada en la boca"

Eva Fernández, ayer, en el salón de actos del Hospital San Agustín. I. COLLÍN

La neuróloga Eva Fernández Fernández ofreció ayer una sesión informativa en el Hospital San Agustín sobre la epilepsia, enfermedad que en España afecta a 280.000 pacientes.

-¿Cuál es el origen de la epilepsia?

-La crisis epiléptica ocurre porque el cerebro funciona por impulsos nerviosos. Hay un exceso de impulsos que genera síntomas transitorios y que varían dependiendo de la zona del cerebro. Si es la parte de la movilidad, las crisis epilépticas son las de convulsión conocidas por todos, pero pueden dar otros síntomas como la ausencia, la desconexión del medio, según la zona del cerebro donde haya esa excitabilidad marcada.

-¿A qué aspectos se vincula esta afección neurológica?

-Por una parte hay que diferenciar crisis epilépticas -que cualquier persona sana puede tener por diferentes motivos, como alteraciones de la sangre o de lo electrolitos, lo que no quiere decir que sea epiléptico- de la enfermedad en sí. Para serlo hay que tener un número determinado de crisis y darse una serie de circunstancias, no una crisis aislada.

-¿Cuáles son las causas?

-Pueden ser genéticas o por una lesión cerebral: tumores, ictus, infecciones...

-¿Una convulsión se puede confundir con un ataque epiléptico?

-El síncope, la lipotimia de toda la vida, la bajada de tensión, el mareo y desmayo, puede dar sacudidas en las manos o en las piernas. En esos casos, la gente rápidamente dice que está convulsionando. Pero no, eso son síncopes convulsivos.

-¿Qué población está afectada de epilepsia?

-Se calcula que, en España, hay unos 280.000 pacientes epilépticos diagnosticados y a tratamiento. En cuanto a la incidencia, es más frecuente en niños menores de diez años y en mayores de sesenta. En los niños, porque hay una serie de síndromes que van acompañados de epilepsia. Y en ancianos es muy frecuente la epilepsia secundaria a un ictus.

-¿Las crisis de fiebre de los niños tienen alguna relación con la epilepsia?

-Las crisis febriles de la infancia no se catalogan como epilepsia, pero un niño que las padece tiene un riesgo más alto que el resto de la población de ser epiléptico de adulto.

-¿La epilepsia tiene cura?

-En general, es una enfermedad crónica. Existe un tratamiento crónico, diario y, normalmente, el paciente responde bien. En torno a un 60 por ciento de los pacientes están controlados con un único fármaco. Por su parte, el porcentaje de epilépticos farmacorresistente es bajo.

-¿Estamos ante una enfermedad incapacitante?

-Es verdad que limita, pero está muy estigmatizada y hay mucho desconocimiento de ella. Tiene una serie de limitaciones laborales y los diagnósticos infantiles llevan asociados retrasos en el desarrollo psicomotor. Es decir, la epilepsia va, a veces, englobada en otra serie de problemas. Además, hay que tomar fármacos con efectos secundarios. Pero la gran mayoría de nuestros pacientes llevan una vida, dentro de esas limitaciones, normal. Les digo que no practiquen actividades de riesgo o, por ejemplo, no vayan a nadar solos.

-¿Pueden conducir?

-Si están bien controlados, pueden conducir

-¿Qué debemos hacer y no hacer si, en nuestro entorno, una persona sufre un ataque epiléptico?

-Lo primero: separar cualquier cosa con la que se puede hacer daño en el momento en el que está convulsionando, como muebles u objetos contundentes. Seguidamente, aflojarle un poco la ropa si lleva camisa o corbata e intentar ponerlo de lado; sólo intentar, no sujetarlo a la fuerza. Hay que dejarle que tengan la convulsión, que dura un par de minutos. Cuando termine, si no se le ha podido poner de lado, hacerlo entonces. Ojo, no meterle nada en la boca, ya que no se tragará la lengua; eso es una leyenda urbana. Insisto, no meterle nada porque corremos el riesgo de que lo trague y se ahogue, de romperle los dientes o de que te pegue un mordisco. Hay casos de amputación de gente que decidió meterle una mano y en el momento de la convulsión hay una contracción inicial muy fuerte. Si estás en la calle y no sabes qué hacer, avisar al 112. Pero si es un familiar epiléptico, dejarlo que se recupere. Después de las crisis, se queda un poco obnubilado, pero se recuperará a la situación previa. No necesita ir al médico si ya sabemos que es epiléptico y está con medicación. Por el contrario, si es la primera crisis, sí debe acudir al hospital.

-¿Es una enfermedad con consecuencias psicológicas?

-Afecta, sobre todo, a los jóvenes, ya que les ponemos trabas y limitaciones. Les decimos que reduzcan el consumo de alcohol y cumplan unos horarios de sueño. Además, si es un diagnóstico reciente, hasta que no lleven un año sin crisis epilépticas no pueden conducir.

-¿Los tratamientos son muy agresivos?

-Son fármacos que tienen bastante interacción con otro tipo de medicaciones por lo que hay que vigilar y revisar periódicamente todo lo que tome el paciente.

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