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PABLO MESSIEZ | Director de "La piedra oscura", esta noche en el teatro Palacio Valdés

"El teatro debe señalar las heridas, no abrirlas; esa es su pertinencia"

"Hemos empezado a ensayar un nuevo proyecto: 'Todo el tiempo del mundo'"

Pablo Messiez, en una foto de archivo. RICARDO SOLÍS

El director de escena y dramaturgo argentino Pablo Messiez (Buenos Aires, 1974) presenta esta noche (20.15 horas) en el teatro Palacio Valdés "La piedra oscura", un drama de Alberto Conejero centrado en la culpa y en la responsabilidad por la pérdida del amor más querido, un espectáculo que ha contado con el aplauso de crítica y público y que hace pocas semanas inició su gira por España. La función avilesina es una de las primeras después de una temporada larga en Madrid. "Es una lástima, no voy a poder estar en Avilés", se lamenta Messiez, que atiende a LA NUEVA ESPAÑA por teléfono.

-¿Qué le atrajo de "La piedra oscura" para meterse a dirigirla?

-Alberto Conejero, su autor, me había pasado varios de sus textos y los leí de un tirón. A mí me cuesta leer teatro, pero no tuve dificultad en hacerlo con esta obra. Le dije que tenía que representarla, que no se podía quedar en un texto.

-Y al final, la hizo usted.

-No importaba quien la hiciera, lo importante es que fuera un espectáculo en sí. Sólo he hecho funciones en las que encontré sentido. No me ha tocado hacer nada que no me importase.

-Lo decía porque usted mismo es un autor reconocido.

-Lo mejor de "La piedra oscura" es su teatralidad. Alberto Conejero logra que los espectadores sean testigos de un encuentro asombroso: una historia de amor entre dos personas que se necesitan tanto que sólo pueden ser separadas por la muerte. Eso es lo que me parecía potente. Eso y la espera, que no hay nada más teatral que la espera.

-Y luego está Lorca.

-Sin Federico no habría función. Rafael, el personaje protagonista, tiene que limpiar su culpa por la muerte del poeta. Entiendo que el teatro debe señalar las heridas, no abrirlas. Esa es su pertinencia: con Federico y con todos los muertos que están en las cunetas. Hay que buscar una mínima distancia para tratar de entender tanta atrocidad. No puede ser que hayamos perdido la voz de Lorca, no puede ser que no sepamos a ciencia cierta dónde está enterrado. Alberto Conejero escribe sobre todo esto, pero sin las armas de un panfleto.

-En Argentina, su país, no hay desmemoria.

-No, no, desde luego. Ha habido juicios, condenas... Las Abuelas de la Plaza de Mayo trabajan sin descanso. Hace poco se recuperó al nieto 114. Por todo esto es que digo que "La piedra oscura" tiene tanta vigencia, por eso está tan presente.

-Usted y Conejero forman parte de una nueva promoción de dramaturgos que se ha hecho un hueco en el off.

-Siempre habrá la necesidad de contar y de que te cuenten historias. Es así de simple. Lo bueno es que siempre tengamos la posibilidad de cumplir los deseos.

-Pero siempre es mejor hacerlo con el Centro Dramático Nacional (CDN) que en el circuito alternativo.

-Desde luego. En este caso, le diré que el proyecto se inició de cero: el autor que da a leer su texto. Desde ahí.

-Estrenó en Avilés "Las palabras" y, poco después, vimos "Los ojos". ¿En qué anda metido?

-Es un proyecto que se llama "Todo el tiempo del mundo". Hemos empezado a ensayar sin saber siquiera dónde lo voy a estrenar ni con qué producción. Lo bueno del teatro es empezar desde cero. "La piedra oscura" ha sido grande, pero volvemos al principio.

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