Decenas de antiguos profesores y alumnos del Instituto Carreño Miranda experimentaron ayer un emocionado retorno a la adolescencia y la juventud con motivo de la comida-homenaje de los IV Premios de Reconocimiento. El Palacio de Ferrera acogió un banquete en el que el artista Ramón Rodríguez y el químico Ramón Gago se vieron niños de nuevo "jugando en el jardinín"; la exprofesora de Física y Química María Luisa Iglesias impartiendo sus exigentes clases; y la doctora María Jesús Rodríguez Dintén departiendo con aquellos maestros que más le han marcado. Los cuatro fueron reconocidos en la celebración que desde hace cuatro años organiza la asociación de antiguos alumnos y profesores del Carreño Miranda, y que en esta edición también sirvió para homenajear a los exalumnos que pasaron hace cincuenta años por las aulas del instituto avilesino.

Además, se realizó un sentido homenaje póstumo, además, a los hermanos Nicolás y Olga Granda, antiguos profesores de Química y Ciencias Naturales, y al que fue alcalde de Avilés en los tiempos del florecimiento de Ensidesa, Eduardo Fernández Guerra, exdirector del centro educativo. Uno de los hijos de este último, Benito Fernández, destacó: "Es muy emocionante. Primero, por el recuerdo de mi padre, un buen profesor y gran persona, y porque ves a las personas con las que compartiste la adolescencia y juventud. Parece que el tiempo no pasó". La viuda de Nicolás Granda, Mari Maestro, agradeció el reconocimiento a su marido y su cuñada: "Ellos estarían muy felices, estoy muy agradecida".

Ramón Rodríguez fue alumno y profesor del Carreño. "Se agolpan los recuerdos. Es emocionante ver que, casi 50 años después, se acuerdan de ti en el sitio que pasaste la infancia la juventud", apuntó. Rodríguez Dintén, que puso en marcha la Unidad del Dolor en Oviedo, se refirió en su discurso a algunos de sus profesores: "A Sara Suárez Solís, que me hizo amar la literatura; a Olga Granda, que enseñaba unas ciencias estupendas, y a Evaristo Casariego, que nos hizo profundizar en la historia".

Para María Luisa Iglesias, que se jubiló hace 13 años, su trayectoria de docente "fue una delicia", un sentimiento compartido por Ramón Gago, que desarrolló buena parte de su vocación docente en el Carreño Miranda.