La conquista del mercado internacional de materias primas por parte de la República Popular China es imparable y, por el momento, sin respuesta contundente por parte de las autoridades europeas y norteamericanas, que gobiernan los países más afectados por la invasión del gigante asiático. En lo que va de año, China ha incrementado su producción de aluminio metal un 18 por ciento, un dato espectacular que, sumado al de sus exportaciones, un 14,4 por ciento mayores ahora que a principios de 2015, causa temblores de pánico entre los grandes productores occidentales, entre ellos, precisamente, la compañía Alcoa, propietaria de la planta avilesina de San Balandrán. La multinacional norteamericana que dirige Klaus Kleinfeld, no obstante, lleva meses preparando su huida del mercado tradicional que históricamente la había definido, esto es, la fabricación de aluminio primario. De hecho, ha reducido algo más de un 45 por ciento su producción desde el año 2007. Primero fue por la caída de la cotización del aluminio en la Bolsa de Metales de Londres (LME), después, por el incremento del gasto energético y, en este momento, por el tsunami asiático (a más aluminio en el mercado, menor precio).

El Instituto Internacional del Aluminio (IAI en sus siglas inglesas) cuantificó este pasado septiembre (la última fecha auditada) que el gigante asiático había producido 2.716.000 toneladas de aluminio primario, es decir, más de la mitad de la producción mundial en el mismo período de tiempo. Y es que hace sólo dos meses, el planeta entero había producido 4.870.000 toneladas (308.000 en Europa occidental; 8.000 menos que en el mes de agosto). La planta de Avilés, tal cual está -al 66 por ciento de su capacidad efectiva- apenas sobrepasa las 60.000 toneladas al año.

Esta posición del mercado del aluminio es evidente desde esta pasada primavera. Y es que, desde entonces, el Gobierno chino abrió sus puertos a la venta internacional de sus materias primas (no sólo aluminio, también acero o cinc, fundamentales para la economía de la comarca avilesina y del Principado entero). En este sentido, la Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid) emitió esta misma semana una nota de prensa advirtiendo que "España es el tercer destino de las importaciones de acero de China en Europa, después de Italia y Bélgica". Es decir, "las importaciones siderúrgicas de China alcanzaron en nuestro país, en los 8 primeros meses de este año, las 750.000 toneladas, lo que supone el 19 por ciento del total de las importaciones europeas".

Lo que la asociación siderúrgica acusa para el acero, también tiene su reflejo en el aluminio: "la sobrecapacidad china, unida a la situación de sus empresas, que operan en condiciones ajenas a una economía de mercado, está presionando los precios a la baja en toda Europa, y muy en particular en el sur, en Italia y España. Tanto la cantidad de importaciones como, sobre todo, el precio al que se están ofertando al mercado, están ocasionando graves pérdidas a la siderurgia, obligando a adoptar medidas de reducción de empleos y poniendo en peligro no solo las inversiones programadas sino la supervivencia misma de la actividad industrial".