Días como el de la entrega de los premios Princesa de Asturias, con el reconocimiento a nivel mundial a los más humanos, solidarios y con proyección futura de los premios españoles, y quizá mundiales, se posiciona uno en lo que es la sociedad de hoy. Hombres y mujeres individualmente o en forma de asociaciones u organizaciones que con trabajo, ilusión y no sin dificultades hacen que la humanidad en todas sus inquietudes avance. Asturias es el paisaje donde el mundo lo sitúa. Y Asturias debería ser el alumno aventajado en lo que esta tierra es capaz de "mamar', perdón por la palabra, de todos los premiados.

Asturias es ganadera, agricultora y pesquera. ¡Y quién en toda España no se sorprende de nuestros manjares! Una tradición sobre la tierra y el mar que cualquier paisano o paisana reconoce y de la que todos presumimos. Con una adaptación a los días de hoy desde el origen del producto que nos hacen ser referencia en materias primas naturales y sus derivados.

Poco a poco y por el nivel que nuestras universidades públicas dan a sus licenciados, doctores, ingenierías... Despuntamos en I + D, informática, industria... Para los pocos que somos mucho, muchísimo en positivo sacamos. Y en esa ilusión de futuro próspero para todos es sorprendente lo poco que miramos por ello. Todo son halagos de palabra ya que pocos miran de manera práctica por ese futuro ganadero, pesquero, de servicios y por supuesto industrial. Es una tierra hermosa como pocas y casi más admirada por los foráneos que cuidada por los de aquí. La dualidad extracción/explotación contra naturaleza y conservación es aquí más foco de riqueza que problema.

Pescadores, ganaderos, oficinistas titulados o industriales mal pagados por convenios (con permiso de los autónomos) que no reparten la riqueza de los productos que con sus manos e ingenio crean para enriquecer primero al resto del mundo, allá dónde se vendan, y más cerca de nosotros a empresarios, intermediarios y acaparadores de un trabajo que no es suyo. La redistribución de esta riqueza entre nuestros trabajadores lanzaría aún más la calidad de vida que este paraíso en la tierra nos da. Y el círculo se ampliaría ya que todo obrero seguiría redistribuyendo sus ingresos en su barrio o allá donde le de por ir el fin de semana o descanso.

Paraíso Natural en naturaleza, referente cultural, intelectual e industrial en premios y formación... y cojeamos en distribuir una calidad de vida para todos los asturianos.

Ojo, nadie obvia el esfuerzo que tenemos que hacer todos para salir adelante, pero no tanto unos y que poco otros, a costa de los primeros.