La historia del fútbol avilesino está escrita sobre fondo blanquiazul y con letras granates, los colores identificativos de las indumentarias que lucieron desde sus orígenes el Real Avilés y el Ensidesa, fundidos en uno solo desde julio de 1983. Y desde hace casi veinte años, los veteranos de esos equipos se reúnen a finales de noviembre en son de camaradería para desempolvar las hazañas del pasado y apuntalar la tradición futbolera de la ciudad.

Ese encuentro anual tuvo lugar anoche en un local de la calle Galiana, fue uno de los más concurridos de los celebrados hasta la fecha y contó con la presencia, entre otros exjugadores venidos de fuera de Asturias, de Trilles, uno de los delanteros más prolífico en materia de goles que tuvo nunca el Real Avilés; baste decir que Manuel Trilles, ahora afincado en Tarragona, metió 40 goles en 34 partidos en la temporada 1968-1969, lo que le convirtió en el máximo artillero de todas las categorías nacionales del fútbol español e incluso el "Pichichi" de todas las ligas europeas.

Como preámbulo a la cena que compartieron en buena compaña los veteranos del Real Avilés y el Ensidesa, los protagonistas del pasado futbolero de la ciudad se hicieron sendas fotos que arrancarían, de no ser por los años transcurridos, la envidia de cualquier entrenador contemporáneo: dos "onces" ideales del Real Avilés y del Ensidesa, con jugadores en esas alineaciones de la talla del ya citado Trilles, Churruca, Quini, Megido o Juan Valdés.

Otros que se dejaron ver anoche por Avilés fueron Pablo Salagre, venido desde Madrid; y Miguel Ángel, actualmente afincado en Canarias y en su día componente de una defensa del Real Avilés que los aficionados de cierta edad aún recitan de memoria: Fito, Alber y Miguel Ángel. Eran los tiempos en los que las zagas de los equipos estaban compuestas por un trío y las delanteras por un quinteto, no como ahora que es a la inversa.

En el transcurso de la cena la organización hizo entrega a los asistentes de unos pergaminos conmemorativos del encuentro de antiguos futbolistas en los que se agradece expresamente su contribución a la grandeza del fútbol avilesino; especialmente emotiva fue la entrega de ese legajo a uno de los hijos de Leocadio, un central que marcó una época y que ahora se halla impedido en un geriátrico de la ciudad. A uno de los que se echó en falta fue a Marcelo Campanal, ausente de cuerpo porque se halla estos días en Sevilla pero presente de corazón, como todos los que sienten los colores de los dos grandes clubes de fútbol avilesinos.