El asador-parrilla El Bosque, el proyecto hostelero que en su momento fue considerado el más ambicioso e ilusionante de la comarca en la última década -con permiso de la implantación en el centro de Avilés de Tierra Astur- pasa por serios apuros económicos y su futuro depende del éxito que tengan las gestiones iniciadas para aliviar la deuda que lastra la inversión o aplazar el pago de una parte de la misma. El mismo promotor del establecimiento, Leopoldo Rubio Ramos, fue quien solicitó un concurso de acreedores para tratar de restablecer el equilibrio económico y financiero de un proyecto que echó a andar en octubre de 2014 y que un año más tarde amenaza con naufragar. El Juzgado de lo Mercantil atendió esa solicitud y puso al frente de la administración concursal a Marina Fernández Álvarez, que es la persona por las que ahora pasan todas las decisiones de calado del negocio, que sigue abierto cerca de Raíces, en la frontera de los concejos de Avilés y Castrillón.
La expectación generada en su momento por la apertura del asador El Bosque correspondió a la fuerte inversión que había acometido la familia Rubio Ramos y que algunas fuentes cifran en 1,8 millones de euros. Así mismo, el empresario, que antes había regentado con gran éxito en Avilés el Café Viena de la calle Cuba y la restauración del hípico del Forcón, tiró la casa por la ventana en cuanto a la contratación de personal y a la presentación al público de una notable oferta gastronómica. Pero los resultados no llegaron, al menos de la forma que había previsto la propiedad. Las cuentas registradas de 2014 arrojan unas pérdidas de más de 28.000 euros, un déficit que vino a agravar el de 2013 y que no se pudo remontar en el primer semestre del presente año. La voluntad del empresario pasa ahora por reconducir la situación en el marco del concurso de acreedores en vigor.
