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Padre, cajero de súper y casi como un cura

El avilesino Juan Antonio Blanco será ordenado diácono permanente para realizar labores similares a las de un sacerdote

Juan Blanco, en el claustro de San Nicolás de Bari. RICARDO SOLÍS

El Papa Francisco inaugurará el próximo 8 de diciembre el Año de la Misericordia con la apertura de la Puerta Santa. La catedral de Oviedo celebrará cinco días después esta efeméride y, en ese contexto, se ordenará al avilesino Juan Antonio Blanco, de 57 años, casado y padre de dos hijos, diácono permanente. Será un momento histórico. Blanco y el gijonés Alberto González, también casado y con dos hijas, serán los primeros asturianos dedicados a este ministerio, los "hombres de la caridad". "Aceptaré gustoso la parroquia de mi ciudad que me encomiende Jesús Sanz ", asegura Blanco, cajero de profesión en un supermercado, donde vive estos días con más trabajo que nerviosismo.

Este avilesino podrá desarrollar la misma labor que un sacerdote excepto consagrar, confesar y administrar el sacramento de la unción de los enfermos. "La vocación a este ministerio es la de una persona que siente que el Señor te llama a estar dentro de la Iglesia y de la comunidad como signo de Jesús que sirve", explica el responsable de la formación de los diáconos permanentes en Asturias, Marcelino Garay, en la web del Arzobispado de Oviedo.

Blanco nació en La Peral, en Illas. Está casado con María del Mar Salvador y es padre de dos hijos: Javier, de 19 años, y Juan José, de 26. Este último es sacerdote diocesano. Estudió Teología en el Instituto de Ciencias Religiosas "San Melchor de Quirós", en Oviedo, y, en junio, terminó su formación. Una vez sea ordenado diácono permanente el próximo 13 de diciembre, a las 17,30 horas en la catedral de Oviedo, este hombre se volcará en cuerpo y alma en la parroquia que le corresponda. "Será en Avilés, que es donde resido, donde tengo mi puesto de trabajo y a mi familia", precisa.

Estar casados y tener descendencia no es una condición indispensable para ser diácono permanente. Esta figura está pensada para creyentes, por lo general, que sienten que Dios les llama a algo más que colaborar en la parroquia y desean tener una presencia más intensa en su comunidad. Los pasos a seguir para ser ordenado diácono permanente son escribir una carta al Arzobispado, tener un sacerdote que avale su decisión (en el caso de Juan Blanco fue Juan Antonio Menéndez, párroco de Avilés nombrado días atrás obispo de Astorga) y, según explica el Arzobispado de Oviedo, pasar una entrevista con el responsable de la formación, Marcelino Garay en el caso de los asturianos.

"La entrega y dedicación a este ministerio supondrá en el futuro restar tiempo de estar con su familia por lo que tanto la esposa como los hijos, si son mayores, han de estar de acuerdo y apoyarle", precisan. Como diáconos permanentes, Juan Blanco y el gijonés Alberto González no percibirán renta alguna. "Quiero prestar servicio a los feligreses, ayudar en todo lo que pueda y me necesiten", reitera el avilesino vinculado a la iglesia de San Nicolás de Bari.

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