Han sido testigos del trabajo de las dragas en la ría de Avilés en los últimos años y el resultado siempre ha sido "nefasto" para el entorno natural. Por eso, los miembros del grupo ornitológico Mavea urgen ahora a la Consejería de Medio Ambiente que paralice la que es la mayor excavación del lecho del estuario en la última década, que comenzó hace solo unos días. Temen que los trabajos para proporcionar un calado de 14 metros en la zona navegable de la ría deterioren la duna de San Balandrán y la punta La Llera. Consideran, además, que las medidas que aplicará el Puerto para evitar daños ambientes por el dragado "serán en realidad muy perjudiciales para la charca de Zeluán y la ensenada de Llodero".

"La historia del Puerto de Avilés va ligada a la destrucción sistemática del estuario. Cada actuación supone una grave afección ambiental, normalmente sin medidas compensatorias ni mejora de espacios, como ocurrió recientemente con la destrucción de la marisma de Recastrón", precisan, y agregan a modo de recordatorio:_"Solo en el dragado de la curva de Pachico del año 2000 se realizaron medidas de mejora ambiental debido a las presiones ecologistas, pero ni aún resultaron satisfactorias pues supusieron una grave degradación ambiental en la ensenada al destruir gran parte del hábitat de las plantas halófilas, por lo que desaparecieron las comunidades de salicornias y acelgas saladas, esta última especie, protegida por la legislación comunitaria".

Los integrantes de Mavea subrayaran que en el que caso de que un proyecto afecte a la integridad de un lugar incluido en la Red Natura 2000, "las autoridades están obligadas a no aprobarlo". "El caso es que desde el Ministerio se dio el visto bueno y veremos cómo nuevamente la actividad portuaria va a degradar más aún lo poco que queda del estuario", defienden. A su juicio, la fuerte modificación del talud resultante de la actuación del dragado "tendrá un efecto muy grave".

El grupo ornitológico Mavea defendió desde hace tiempo levantar una duna frente al pueblo de Zeluán para evitar los temporales, siempre y cuando "estuviese bien analizada". "Esa duna debe tener la misma granulometría para aumentar las posibilidades de estabilidad y no debe ser únicamente embrionaria, sino que debe crearse una duna secundaria para intentar evitar los efectos de los temporales", dicen desde el colectivo, escépticos ante la insólita batería de medidas que anunció el Puerto para evitar que las obras de dragado pongan en peligro los últimos espacios de valor natural que quedan en el estuario.