Dragar en la ría de Avilés se ha convertido de un tiempo a esta parte en un suplicio para la Autoridad Portuaria por las diversas implicaciones que se asocian a la profundización del lecho del estuario: pérdida de estabilidad de los taludes de ribera, destrucción de hábitats naturales, pérdida de arena en la playa de Salinas y contaminación de las aguas, tanto de la propia ría como del mar Cantábrico en la zona de depósito de los materiales dragados. Es por todo esto que la Autoridad Portuaria de Avilés quiso esta vez blindar la actuación de dragado en las inmediaciones de los nuevos muelles de Valliniello con una serie de medidas que fueron presentadas a la opinión pública como las adecuadas para poder asegurar que nunca en la historia del puerto se ha llevado a cabo una obra de dragado tan respetuosa con el entorno natural como las iniciadas la semana pasada. Además de intervenciones de corte ambiental en áreas de especial valor natural (la charca de Zeluán, la playa del mismo nombre y San Balandrán), el proyecto de dragado prevé cubrir tras su depósito los áridos sacados del lecho de la ría con arena limpia para evitar la dispersión de sustancias contaminantes.