Los miembros del colectivo ornitológico Mavea, que el pasado martes alertaron de los daños que presentan los últimos vestigios naturales de la ría, del efecto pernicioso que tendrán las obras de regeneración anunciadas por la Autoridad Portuaria y de las posibles consecuencias negativas del dragado a realizar en el estuario matizaron ayer en un comunicado que su intención no es paralizar los trabajos de dragado "salvo que no se observen los métodos y premisas aprobados" sino impedir "toda la actuación prevista en la duna de San Balandrán" y vigilar las obras que el Puerto propone emprender.

Los conservacionistas dicen ser conscientes de que las obras de dragado cuentan con el permiso ambiental del Ministerio de Medio Ambiente, tal y como ayer recalcó el presidente del Puerto, Santiago Rodríguez Vega, " pero será necesario estar vigilantes a su ejecución y también a los posibles efectos que tenga sobre el borde la duna de San Balandrán, sobre el pedrero de La Llera y sobre la ensenada", indican desde Mavea.

En cuanto a la actuación en la duna de San Balandrán, que persigue según el Puerto el objetivo de lograr una "mejora ambiental", en Mavea creen que "no es realmente una mejora ambiental, sino que va a suponer un problema adicional. Todo parte de la idea de que se trata de una duna secundaria cuando en realidad es una duna terciaria. La vegetación que hay ahora mismo en la duna de San Balandrán es (fundamentalmente) la esperable en una sucesión ecológica normal para una duna terciaria. Eliminar toda la vegetación existente sería dañar un ecosistema de interés especial y exponer la duna a mayor erosión".

Sobre la prevista actuación para crear una duna en Zeluán, delante del pueblo, en Mavea se reservan su opinión hasta conocer con detalle la propuesta exacta y de la limpieza de la playa y de la duna contradicen la opinión de Rodríguez Vega: "Es obligación de la Autoridad Portuaria o del Ayuntamiento. Por tanto, no vale escudarse en que es el Principado el responsable de la gestión".