Al pie del talud de las vías, en El Reblinco, un montón de basura y maquinaria de obra identifican el primero de los edificios que la empresa municipal Ruasa demolerá en los próximos días. Se trata del número 8 de la calle Ramón de Garay, abandonado desde hace años y cobijo habitual de okupas hasta que finalmente el Ayuntamiento ordenó que fuese tapiado. Ahora, era motivo de preocupación en el barrio por el estado de deterioro que presentaban los aleros, de ahí que los vecinos se alegren especialmente de su demolición. "Era un peligro pasar por la calle", aseguró una vecina. Los residentes ya habían manifestado en diversas ocasiones su preocupación. Otros dos inmuebles más de El Reblinco correrán su misma suerte y serán también derrumbados.

La actuación está incluida en el Área de Regeneración y Renovación Urbana (ARRU) El Reblinco-Villalegre, cuyo convenio fue firmado el pasado 28 de abril por el Ministerio de Fomento, el Gobierno del Principado de Asturias y el Ayuntamiento de Avilés. En realidad parte de bastante más atrás, pero los sucesivos retrasos, suscitados en gran parte por la dificultad de Ruasa para conseguir crédito bancario con que sufragar la operación, han demorado hasta ahora estas demoliciones. De forma paralela se empezó también a construir un edificio de 30 viviendas de protección en Villalegre.

La actuación del ARRU suma 2.166.000 euros, incluyendo la urbanización y la edificación. El Gobierno de España aporta 735.000 euros, un 35 por ciento del total. Los derribos en El Reblinco afectan a inmuebles en muy mal estado, en los que ya no vive nadie, y que además son de titularidad pública.

El plazo de ejecución del primero de los derribos es de dos semanas. Desde el miércoles de esta semana ya comenzaron los operarios a limpiar el interior del edificio, y la cantidad de basura que extrajeron fue tal que sorprendió a los vecinos. Todavía ayer quedaba un montón de residuos de todo tipo ante las ventanas de la vivienda.

Según fuentes municipales, debido a la situación de deterioro que padece el inmueble y para evitar daños a los inmuebles colindantes, las obras se van a ejecutar en dos fases. En la primera se levantará la cubrición y los tableros de cubierta, además de concluir la retirada de todo el mobiliario, la carpintería y los aparatos sanitarios. En una segunda fase, mediante el empleo de maquinaria pesada, se procederá a la demolición total del edificio, la retirada de los escombros que se produzcan y su traslado al vertedero, para que el área quede despejada.

En cuanto a la otra parte de la operación de que consta el proyecto de rehabilitación urbana, la construcción de un edificio en el barrio de Villalegre, las obras comenzaron hace unos días y el compromiso es que estén finalizadas antes de que concluya 2016. Los precios de venta de estos pisos de Villalegre, oscilarán entre los 73.761 euros y los 110.769 (en ambos casos sin IVA), en función de los metros cuadrados que tenga cada vivienda. La empresa seleccionada para levantar este edificio es la Constructora San José.

Por otra parte, los vecinos de la calle Ramón de Garay están cansados de reclamar la limpieza del talud del tren. "Antes lo arreglaban, lo limpiaban periódicamente, pero hace ya tiempo que dejaron de hacerlo", explica una residente. Ella plantó delante de su casa algunas flores, para intentar mejorar el aspecto general, pero apenas se ven en el conjunto de helechos secos y zarzas que se acumulan sobre el talud y que invaden incluso la calzada.

El presidente de la asociación de vecinos de Jardín de Cantos, Antonio Cabrera, ya alertó hace meses de que la proliferación de esta masa de maleza era caldo de cultivo para ratas y otros animales que podrían suponer incluso un riesgo para la salud pública. Sin embargo meses después el descuido de esta infraestructura sigue siendo el mismo.