Juan Cuesta llegó a la política por casualidad de la mano de Ciudadanos, partido al que decidió votar en las elecciones europeas de 2014. Luego se afilió y, durante la confección de las listas para las elecciones municipales, le llegó la propuesta de participar en la candidatura de Avilés, donde el partido no tenía infraestructura: "Nunca me había planteado dar este paso, era exponerme mucho". Así fue cómo un médico del Hospital de Cabueñes, cántabro y residente en Avilés desde hace nueve años, acabó como concejal y portavoz en el Ayuntamiento del partido que lidera Albert Rivera.
-Usted como médico, ¿qué diagnóstico le hace al gobierno local tras meses de observación?
-Malo, muy malo.
-¿Y qué le recetaría?
- Todo tiene tratamiento, pero no sería una receta para el gobierno sino para los ciudadanos, para que cambien de opción política. Durante la campaña de las municipales, les decía a los que se acercaban a vernos que me daba igual a quién votara, pero que no entendía que lo hicieran a los mismos de siempre. El PSOE lleva toda la vida gobernando en Avilés y se nota en su forma de actuar: son sus funcionarios, sus salas, no dialogan nada. Mariví Monteserín dijo que se iba a tomar muchos cafés en este mandato, pero supongo que se los toma con sus simpatizantes.
-Los dos concejales de Ciudadanos son novatos en esta función, ¿cómo está siendo la labor en el Ayuntamiento?
-Estamos sorprendidos porque pensábamos que el Ayuntamiento funcionaba de otra manera. Tenemos un gobierno de ocho concejales y la lógica te hace pensar que éste iba a tener que negociar mucho, pero los mecanismos de los ayuntamientos conceden gran poder a los alcaldes. El Pleno solo tiene poder para hacer modificaciones de planeamiento y la aprobación de ordenanzas, el 98 por ciento restante funciona por decretos de Alcaldía. En los tres primeros meses estuve bastante ofuscado, veía que 17 votábamos una cosa y no salía adelante; es todo muy lento. Nosotros y el resto de partidos queremos modificar el reglamento orgánico municipal, aunque nos va a llevar tiempo.
-¿Y qué es lo que quieren cambiar?
- El Pleno tiene que tener más poder de decisión. Hay que modificar el reglamentos municipal para adaptarlo al siglo XXI e incluir la regeneración democrática y la transparencia. Ahora, pedimos cualquier expediente por escrito y se entera el concejal de turno. El Ayuntamiento tiene un sistema informativo que permite el acceso por ordenador a los expedientes y tendría que habilitarse. También queremos una ordenanza de transparencia real. Ésta no consiste solo en que los concejales tengan acceso a la información sino también el resto de la ciudadanía. Que vean en qué se gasta el dinero, quién recibe subvenciones... Eso dará una mayor calidad democrática.
-Hablan constantemente de transparencia, ¿el Ayuntamiento de Avilés es opaco?
-Lo único transparente son las ventanas. Realmente, en teoría, tengo acceso a todo, pero para saber que existe tengo que encontrarlo. Reto a cualquiera a entrar en la página web municipal y buscar algo. Es casi imposible encontrarlo. Se ha gastado mucho dinero en el sistema informativo, pero hay que adaptarlo al día a día.
-La comisión sobre los contratos con Aquagest que salió finalmente aprobada, ¿fue un jarro de agua fría para la oposición?
-El jarro de agua fría fue por las maniobras que intentó hacer el gobierno presentando primero el Pleno como urgente y, después, con una enmienda a la moción que, pese a que es legal, no se hizo de la forma adecuada. Pero el gran jarro llegó al final del Pleno, cuando se produjo la votación: el recuento se realizó de forma incorrecta. Sabemos que una comisión en un ayuntamiento es muy limitada porque no está reglada por ley, pero los avilesinos se merecen que los concejales investiguen por qué la empresa que gestiona un servicio privatizado ha tenido que sobornar presuntamente a algunos miembros de la Corporación y, en este caso, de la oposición. Presuntamente, está implicado el que fuera presidente del PP, pero también el de ASIA. El PSOE aprobó una comisión para informarnos del contrato del agua, pero eso nosotros ya lo hemos visto. También hemos estado en la sede de Aguas de Avilés. Lo que queremos conocer son las facturas que presenta la empresa y si son correctas. Es obligación que todo sea transparente sino es sospechoso.
-En los próximos días, comenzará el debate presupuestario, ¿qué líneas rojas marca Ciudadanos?
-No queremos un presupuesto con un porcentaje mínimo para inversiones. Hay que reducir el gasto en subvenciones: ahora se da mucho dinero a entidades para actividades del que desconocemos su interés. Hemos pedido un listado de asociaciones porque consideramos que hay actividades que no deberían ser subvencionables. Si una entidad organiza un festival no puede ser que el Ayuntamiento lo financie todo; la asociación debe moverse y conseguir dinero por otras vías y el Ayuntamiento colaborar. Otra línea fundamental es que se bajen los impuestos. Eso conlleva que la gente tenga más dinero en el bolsillo, aumente el gasto y mejore la economía.
-¿Cómo cree que se enfrentará el PSOE a esa negociación?
-Supongo que hará lo mismo que hasta ahora: el PP-PSOE aprobó el año pasado las cuentas del Ayuntamiento y del Principado. Y este año, en los debates más complejos, el gobierno local ha contado con votos del PP. Creo que su prioridad será convencer al PP para que les apoyen unos presupuestos que serán continuistas, con una inversión nula y con subvenciones para todo el mundo. El resto, haremos una enmienda a la totalidad.
-En este mandato se ve a una oposición muy unida...
-La diferencia con el gobierno es que tanto nosotros, como Somos y como Ganemos, somos nuevos en política y tenemos una parte común programática, como es la regeneración y la transparencia. Además, nada nos ata a un partido y eso hace que nos sentemos, negociemos y lo más habitual es que cuando llegamos a un acuerdo, lo apoyamos. Da igual de quien sea la idea. Vamos todos a favor y a eso contribuye la cerrazón del PSOE. Nosotros dejamos de cursar peticiones al gobierno porque al principio del mandato nos dijeron que no iban a ninguna reunión que no convocaran ellos. Si no hay disposición para reunirse y acordar es difícil la relación. Una de las mayores alegrías que he tenido es alcanzar acuerdos con el resto de oposición, que abarca todo el espectro político.
-¿Qué planteamiento tiene Ciudadanos sobre las infraestructuras pendientes en Avilés?
-El principal handicap es que no dependen del gobierno municipal. Avilés tiene tres problemas y uno es de fácil solución: la N-632. Solo hay que ver cómo se hace esa transferencia con el Estado y negociar la cantidad de dinero para que la carretera sea municipal. En el caso del parking del Niemeyer, estamos de acuerdo con la Alcaldesa en buscar una solución provisional. Como ciudadanos, creemos que tener parado un equipamiento como ése es un motivo para irse a la calle. Es lo que pasaría si eso sucediese en una empresa privada. Respecto al colector industrial, es difícil de explicar que no se pone en marcha porque falta que Hidroeléctrica firme un papel... Hay otras infraestructuras más complicadas y para nosotros la mejor alternativa sería un soterramiento conjunto de las vías del tren y la carretera de acceso al Puerto, pero sería muy costoso. Nosotros, respecto a la ronda del Puerto, nos adherimos a la propuesta de los empresarios de la margen izquierda de hacer un puente sobre la ría. Si se diseña bien sería un elemento más a sumar para el turismo de Avilés.
-El 20 de diciembre son las elecciones generales, ¿qué pasará con Ciudadanos?, ¿tendrá el despegue que auguran las encuestas?
-Las encuestas no aciertan mucho, pero sí que creo que serán las elecciones con mayor participación de la democracia. Creo que Ciudadanos conseguirá un resultado espectacular. Ahora tenemos cero diputados y todas las previsiones dicen que rondaremos los 60 o más. Ciudadanos va a ser una alternativa al bipartidismo y obligará a los partidos tradicionales a cambiar las cosas.
-¿Le va a quedar la espina clavada de no ser uno de los diputados en el Congreso por Ciudadanos?
-En su momento, me presenté a las primarias por dar una opción contraria a la que se presentaba. Desde que no salí, fui a muerte con nuestros candidatos. En el fondo estoy encantado de no serlo; conseguir un escaño en Madrid me desguazaría la vida. Estoy casado, tengo tres hijas, trabajo... Hubiera sido un desastre para mi vida personal. Además, no estoy preparado para ser congresista. Hay que trabajar mucho, no es nada fácil, no vale solo con dar al botón que diga el jefe del grupo.
