Serafín Málaga, catedrático de la Universidad de Oviedo y médico del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), celebró ayer, como presidente de la Sociedad Española de Pediatría, las dos décadas de funcionamiento de la unidad de endocrinología pediátrica de Avilés.

-¿Qué opinión le merece la unidad de endocrinología?

-Es un lujo para Avilés tener en el Hospital una unidad de endocrinología pediátrica, una especialidad esencialmente pediátrica que atiende los temas inherentes al crecimiento: en la pediatría hay muchos pacientes susceptibles de ser manejados. En Avilés son pioneros además en el manejo de la diabetes con el uso de nuevas tecnologías. Por lo tanto, tener una unidad de prestigio nacional como la que dirige la doctora Isolina Riaño es una cosa como para felicitarse todos.

-¿Qué problemas quitan ahora el sueño a los pediatras?

-Tenemos varios problemas, uno de ellos relacionado con las vacunas. Hay algunas que deberían estar disponibles, pero desafortunadamente estamos desabastecidos.

-¿Está hablando de la vacuna contra la meningitis B?

-Sí, y de la tosferina. Afortunadamente hemos conseguido que de esta última se vacunen en todas las comunidades a las embarazadas, con lo cual los recién nacidos están seguros. Pero con la vacuna de la meningitis B es evidente que hay un problema de desabastecimiento.

-¿Es una vacuna efectiva?

-Sí, es una vacuna excelente para proteger a los niños de la meningitis tipo B, una enfermedad poco prevalente, es decir, que se dan pocos casos. Pero dentro de la infancia hay edades más vulnerables que otras: concretamente hasta los dos años de vida es la edad fundamental para proteger a esos niños. Por este motivo y ante la falta de vacunas creemos que en este momento se debería priorizar la vacunación a los menores de dos años, aunque defendemos que la vacuna llegue a todos los niños.

-¿Otras preocupaciones?

-Estamos intentando sacar adelante las especialidades pediátricas. A nadie se le ocurre llevar a un niño con una cardiopatía congénita al cardiólogo de adultos, por poner un ejemplo.