El pescado asturiano escasea estos días y se vende caro, aunque no tanto como hace cinco años, cuando la campaña pesquera de diciembre multiplicaba hasta por dos o tres el precio de las especies más demandadas para las tradicionales cenas de Nochebuena y Nochevieja y la comida de Navidad. El encarecimiento medio que afecta estos días al marisco y los pescados es del 30 por ciento, según la estimación de quienes traen esos productos a puerto y quienes luego los venden al por menor. Las razones de esta subida de precio tienen que ver con la mayor demanda y con la escasez de capturas, que los pescadores atribuyen al exceso de calor para estas fechas y a la mar en calma.

La revalorización media del pescado en un 30 por ciento en plena Navidad tiene sus excepciones, tanto por carestía como por economía: el kilo de angula -escasísima para frustración de quienes la pescan- pasó en las últimas horas por la rula de La Arena a una media de 500 euros y ayer se vendía a 690 euros en una de las pocas tiendas avilesinas que se permite comerciar con tan caro manjar; en el otro extremo está la merluza, cuyos mejores ejemplares no superan los 13 euros el kilo. La "dama blanca" del Cantábrico, gracias a su precio comedido -los mejores ejemplares cotizan a 12,90 euros el kilo- y a la abundancia de producto, es estos días la "reina" de las pescaderías, que han hecho abundante acopio de la especie y esperan pegar hoy -víspera de Nochebuena- la campanada de ventas.

La referencia de cinco o seis años atrás para señalar el momento en que pinchó la burbuja de las grandes campañas pesqueras de Navidad sigue vigente. Tanto los pescadores como los pescaderos creen "irrepetibles" aquellos años en los que un kilo de besugo podía llegar a costar por estas fechas 80 euros; hoy es posible encontrar ejemplares en las plazas asturianas a menos de 40 euros. Las razones de este cambio de tendencia son, según los diversos agentes del sector, los efectos de la crisis en la cesta de la compra, el declive paulatino de la flota y la fuerte competencia derivada de la globalización del mercado pesquero, que ha dejado de ceñirse solo a Asturias para abarcar todas las lonjas desde el País Vasco a Portugal.

La subasta vespertina de pescado en la mayor rula asturiana, la de Avilés, dejó precios "buenos pero no excelentes", en palabras de un pescador cariacontecido por la poca ganancia obtenida por sus capturas. Así, el pixín cotizó en la banda de los 11-20 euros; los salmonetes, entre 14 y 19 euros; los centollos, entre 8 y 18 euros; el congrio, a menos de 6 euro; y las andaricas, por debajo de los 14 euros. Ahora les toca a los pescaderos echar hoy y mañana el resto para rentabilizar lo invertido en materia prima.