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Las incineraciones crecen en la comarca hasta casi igualar la cifra de sepelios

Las familias que rechazan realizar ritos religiosos, como un funeral, para despedir a un ser querido van en aumento en la última década

Cementerio de Trasona, en el concejo de Corvera. RICARDO SOLÍS

El sepelio tradicional sigue siendo el método elegido por la mayor parte de las familias avilesinas para dar descanso a los restos mortales de sus difuntos. Sin embargo, la incineración cada vez tiene más adeptos y, de continuar esta tendencia, pronto ambos métodos funerarios tenderán a quedar igualados. Así lo indica Roberto Ortal, responsable de la funeraria de la avenida de Portugal, socio de la empresa familiar que también regenta el tanatorio avilesino. "Todavía gana el cementerio, pero no por mucho", apuntó.

Hace más de una década que el método crematorio se implantó con paso firme, primero con un solo horno en el tanatorio, y ahora con dos. "En unas ocasiones se toma la decisión en función a la voluntad del difunto. En otros casos, se opta por la incineración por falta de una propiedad familiar en el cementerio. La moda por la incineración se traduce también en una mayor oferta de productos: desde relicarios para conservar parte de las cenizas a urnas biodegradables con certificado que permiten depositarlas en un espacio natural sin problema. En cambio lo que está legalmente prohibido es esparcir en el mar las cenizas.

Los rituales mortuorios están estrechamente ligados a la sociología de una comunidad. Según afirma Ortal, los funerales religiosos siguen estando presentes en la mayor parte de las defunciones, aunque ya no de forma mayoritaria como era antes. Así, la Iglesia sigue teniendo las llaves de la despedida a los difuntos en buena parte de las defunciones. "Pero ya no es como hace 15 años, donde era rarísimo que no fuera así", apunta el funerario. Algunos restos mortales van directamente del tanatorio al horno crematorio, sin pasar por una ceremonia religiosa. Las razones son varias: desde familias muy pequeñas a falta de fe.

Un aderezo que suele acompañar al ritual funerario son las flores. Y en la mayor parte de los casos siguen presentes. Como muchos de los fallecidos en la comarca avilesina cuentan con seguro de decesos, se trata de un complemento que ya les ponen por defecto: habitualmente, una corona y un ramo. En los casos en los que la familia lo rechaza, se puede cambiar por otro gasto, o simplemente prescindir de él.

Y si en algo se singulariza de forma especial Avilés respecto a Oviedo y a Gijón es en las esquelas. "Cada sitio tiene sus costumbres; en Avilés, la esquela se coloca por las calles, mientras que en Oviedo y Gijón, que son ciudades más grandes, no ocurre así", explica Roberto Ortal. Eso sí, como en el resto de Asturias, es poco habitual que las esquelas incluyan foto del difunto, algo que sí ocurre en otras comunidades. "No obstante, cuando los clientes la piden, se pone". En definitiva, los rituales siguen fieles a la tradición y la incineración, aunque avanza a paso firme, aún no logró desbancar al más habitual del enterramiento en nicho o en panteón.

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