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Avilés sigue sin enlaces directos a la autovía 10 años después de su apertura

Los vecinos de La Luz y de La Carriona exigen que se cumplan los proyectos de mejora de los accesos a la A-8, paralizados desde 2006

Tráfico en la carretera de La Carriona que da acceso a la autovía. RICARDO SOLÍS

El tramo de la Autovía del Cantábrico entre Tamón y Vegarrozadas se abrió al tráfico hace ahora diez años, y el tiempo parece haber helado las reivindicaciones vecinales: Avilés sigue sin enlaces directos a la A-8 y, los que existen, son escenario de situaciones en las que las conductores piden orientación para no perderse y los peatones ven cómo los coches pasan zumbando por zonas transitadas y de paseo en las que, en algunos casos, las aceras apenas existen. Los residentes en estas zonas lamentan que una década después de la inauguración de la vía por parte de Magdalena Álvarez, entonces ministra socialista de Fomento, el concejo siga siendo un oasis alejado del tráfico rápido: la salida a la A-8 implica recorrer más kilómetros por ciudad y sumar un par de minutos en el trayecto hacia el aeropuerto.

La señalización sigue siendo también tan confusa ahora como en 2006. Un ejemplo: un conductor que proceda del Occidente solo se encuentra una señal con la indicación "Avilés centro" o "zona portuaria" a la altura de Tamón; es decir, ocho kilómetros después de atravesar la ciudad. El resto de señales marcan "Avilés Oeste" (Cruz de Illas) y La Luz. Precisamente los vecinos de La Carriona y de Villalegre-La Luz son los que más sufren la dejadez de las administraciones en cuanto a la construcción y mejora de los accesos a la Autovía del Cantábrico, unos proyectos en su día anunciados que en el mejor de los casos quedaron frenados por falta de liquidez.

"Han pasado diez años y todo está igual que estaba. Nadie hizo nada y por este motivo las reivindicaciones vecinales son las mismas", sentenció ayer Laura Cortés, ahora al frente de la asociación de vecinos de Villalegre. La conexión de la Autovía del Cantábrico con este populoso barrio avilesino pasa por el barrio de La Luz y desemboca en la calle de Cristóbal Colón. Para acceder a la autovía los conductores deben atravesar por este motivo la avenida de Santa Apolonia que, excepto en días festivos, registra alta densidad de tráfico rodado. Para mejorar los accesos, el Plan General de Ordenación Urbana preveía la construcción de un vial entre la rotonda de Cristóbal Colón y Los Canapés. Esta actuación, pendiente de convenios urbanísticos, quedó paralizada.

En La Carriona más de lo mismo. Los conductores deben circular hoy, igual que hace diez años, por la antigua carretera a Grado, que cruza diferentes núcleos de población y que cuenta con señales que advierten del estrechamiento de la calzada, para acceder a la Autovía del Cantábrico, con dos rotondas, una para los pilotos que desean viajar hacia el Occidente asturiano y otra para los que planean desplazarse hacia el entronque conocido como "Y" que lleva hacia Oviedo o Gijón.

La carencia de buenos accesos con la Autovía del Cantábrico de Avilés lleva a muchos conductores a seguir utilizando la Variante, carente de iluminación, sobre todo para trayectos cortos. Hasta la apertura de la vía rápida, un avilesino empleaba, desde el centro de la ciudad, diecinueve minutos en llegar al aeropuerto. Ahora, si decide realizar el trayecto utilizando la A-8, emplea 21 minutos, de los cuales nueve se pierden en desplazamientos urbanos desde el centro de Avilé s hasta los enlaces de Villalegre o la Cruz de Illas, según comprobó este diario. Así, pues, mientras que para los asturianos del centro resulta un indudable avance en las comunicaciones, para los avilesinos la apertura de la Autovía del Cantábrico les ha permitido básicamente circular por la Variante más despejada de coches y camiones que hace una década. Los avilesinos, además, siguen clamando por el "pinchazo" de la ronda avilesina con el Hospital San Agustín, un vial que favorecería sobremanera a los enfermos que precisan asistencia médica inmediata.

"Las cosas no han cambiado nada en este tiempo y si va a pasar tiempo hasta que cumplan con las promesas lo que pedimos es que mantengan en buen estado la carretera", señaló Carmen Martínez, al frente de la asociación de vecinos de La Luz. Destacó la existencia de un desprendimiento de tierra señalizado con conos en el acceso a la Autovía del Cantábrico desde este barrio. Los líderes vecinales de diferentes barrios coincidieron con Martínez, aunque todos esperan en que los Reyes Magos traigan aires nuevos a la ciudad y, con ellos, los proyectos de mejora de las comunicaciones archivados una década después de la inauguración de uno de los tramos de la Autovía del Cantábrico que suma poco más de 15 kilómetros que costaron cerca de 123 millones de euros.

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