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A la India para poder jugar al fútbol

El franquino Aitor Fernández, que ahora se entrena con el Real Avilés, fichó por el Mumbai City tras quedar "tirado" por los engaños de representantes y clubes

A la India para poder jugar al fútbol

Aitor Fernández fue la gran novedad esta semana en los entrenamientos del Real Avilés, con el que se está poniendo a punto físicamente en espera de encontrar un equipo de Segunda para jugar lo que resta de temporada. El jugador de Vadepares (El Franco), de 29 años, es un ejemplo de los problemas que sufren los profesionales modestos del fútbol por los abusos de los representantes y de los equipos, una realidad que la afición no conoce porque sólo se fija en los grandes y jóvenes futbolistas multimillonarios y caprichosos que ponen y quitan entrenadores, y a los que los presidentes tratan como a dioses por miedo a que se vayan.

Fernández lleva tres temporadas jugando en Segunda con el Guadalajara, Hércules y Mirandés tras pasar siete años en varios equipos de Segunda B (incluido el Lugo del ascenso). El pasado verano concluyó su contrato con el Mirandés y empezó a conocer el lado oscuro del fútbol. "Hubo gente que me engañó y me dejó tirado. Fue duro porque tenía posibilidades de ir a varios sitios de Segunda, pero por esperar por cosas que me prometían dejé pasar otras y me quedé fuera".

El jugador dice que esa es "la cruda realidad" del fútbol. "Cuanto más bajas de categoría es peor, con gente que promete cosas que no son y al final el perjudicado es el futbolista pero a pesar de todo yo me siento afortunado de poder hacer lo que me gusta", comentó.

Cuando peor lo estaba pasando le llegó la posibilidad de jugar con el Mumbai City de Bombay en la Indian Súper League (ISL), un campeonato profesional de la República de la India que lleva funcionando las dos últimas temporadas organizada por los grupos privados IMG World y Reliance Industries, y que se caracteriza por ser muy corta y apetecible económicamente. "Al final se juntaron muchas cosas y decidí irme, que no era lo que quería porque prefería lo deportivo a lo económico, pero las circunstancias se dieron así y me marché".

El contraste inicial fue brutal en todos los sentidos. Bombay es la ciudad más poblada de la India y la cuarta del mundo con 14.475.500 habitantes aproximadamente. Es tan grande, explica Fernández, "que nunca se ve el horizonte". Una ciudad de contrastes que en pocos metros alterna el sitio más lujoso con una persona tirada entre la basura o una chabola con niños corriendo por la calle desnudos. "Al principio cuesta mucho porque ves cosas muy impactantes, luego te vas acostumbrando y por desgracia empiezas a verlo todo con más normalidad", señaló.

Las cosas no pintaban mal en lo profesional porque, dice el jugador, en cuanto a medios, economía y posibilidades, el club es mejor que muchos de Primera en España. "Era perfecto, pero nosotros vamos allí con una mentalidad muy profesional de cómo hacer las cosas y ellos tienen otra visión totalmente diferente".

Y es que los numerosos futbolistas españoles que juegan en la India notan que el nivel y la competición no es igual a pesar de que vayan entre 40.000 y 60.000 personas a los estadios. "El ambiente no es el mismo porque no hay esa cultura de fútbol ni la presión y pasión que se viven aquí. Hay años luz de diferencia con respecto a la Primera española o de cualquier otro país europeo".

Los indios viven esa pasión con el críquet, el deporte más popular allí, y el hockey sobre hierba, el deporte nacional, además de los deportes tradicionales como el kabaddi, el kho kho y el gilli-danda, y las artes marciales. "Los estadios son de críquet modificados para el fútbol, y es una liga más orientada al espectáculo que a otra cosa que empezó a base de contratar a conocidos futbolistas como Del Piero, Pirès, Elano, Ljungberg, Joan Capdevila, Trezeguet, Anelka y Luis García", explica Aitor Fernández.

En el Mumbai City coincidió con el centrocampista alicantino Cristian Bustos (exjugador del Sporting, Salamanca, Celta de Vigo y Mallorca), y el medio centro madrileño Juan Aguilera, con pasado en el Leganés, Real Murcia y Platanias griego, además del segundo entrenador, el vigués Óscar Bruzón, y el entrenador de porteros, el murciano Martín Ruiz. Y su vida en Bombay era muy tranquila. "Vivíamos en un hotel que estaba muy bien y lo único que teníamos que hacer era descansar y estar preparados para entrenar y para jugar. El campo de entrenamientos estaba a diez kilómetros del hotel, pero tardábamos una hora y diez minutos en el autobús. Eso indica como está el país", comentó.

Al final estuvo en allí algo más de dos meses y acabó pronto la competición porque el equipo no se clasificó para el play off en la liga regular. "Lo bueno es que llegó a tiempo para buscar equipo en un segunda español aprovechando el mercado de invierno".

La conclusión es que la aventura mereció la pena. "Es una experiencia muy buena, sobre todo como persona porque por mucho que te cuenten lo que sucede allí hay que vivirlo in situ para darte cuenta de que, a pesar de los problemas, tenemos que estar muy agradecidos de lo que tenemos aquí. Te das cuenta de muchas cosas y le das más valor e importancia a las cosas que las tienen, además de conocer otra cultura, el inglés y mucha gente al tiempo que disfrutas del fútbol". Y concluyó: "Yo volvería encantado a repetir la experiencia porque es poco tiempo, aunque prefiero estar aquí en un club de Segunda".

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