La proliferación de los drones como elemento recreativo o juguete ha obligado al Ministerio de Fomento y a la Agencia estatal de Seguridad Aérea (AESA) a promulgar una serie de normas para su utilización. El Ayuntamiento de Castrillón ha incluido la normativa en la página web municipal para advertir a los usuarios de las normas de seguridad que deben cumplir.

El concejo de Castrillón está incluido en el listado de Fomento de términos municipales afectados por la servidumbre aeronáutica. En la comarca, también aparecen Avilés, Corvera, Gozón, Illas y Soto del Barco.

El dron, aunque sea como uso recreativo, no se puede volar en zonas urbanas ni en áreas con aglomeración de personas como parques o playas. El juguete estrella de los pasados Reyes Magos sólo se puede usar en zonas adecuadas para ello, como áreas para aeromodelismo o despobladas. Los posibles daños que cause el dron son responsabilidad de quien lo maneje y, si es un menor, de sus padres.

Las sanciones, en función de la gravedad de la infracción, están establecidas entre 60 y 225.000 euros en el caso de personas físicas. Y las sanciones a personas jurídicas pueden alcanzar hasta 4,5 millones de euros. "Para usar un dron de forma lúdica no es necesario ser piloto pero hay que tener los conocimientos necesarios para volar la aeronave con seguridad. No se puede poner en peligro a las personas o a otras aeronaves", sostiene el Ministerio de Fomento en el documento colgado en la web municipal.

Dron para trabajar

La normativa para usar un dron como herramienta de trabajo es más estricta que para uso lúdico. Las zonas restringidas son las mismas que para la utilización de la aeronave como juego, pero las personas que la empleen como herramienta de trabajo tienen que registrarse en la AESA, tener un seguro de responsabilidad civil y ser piloto de drones, un título que ya se puede obtener en las escuelas autorizadas para ello, que están proliferando por toda la geografía española.