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JOSÉ CARLOS PLAZA | Director de "Olivia y Eugenio", que se presenta esta noche en el Palacio Valdés

"Mi relación con Avilés sigue abierta: en abril estreno 'El padre' con Héctor Alterio"

"En estas Cortes Mariano Rajoy por fin va a ver la vida: la gente que trabaja, que tiene rastas, que va en bicicleta, no el país de peinetas"

El director de escena José Carlos Plaza. LUISMA MURIAS

José Carlos Plaza (Madrid, 1943) es uno de los directores de teatro más prestigiosos e inabarcables de la escena nacional. Hace cerca de año y medio presentó en Zaragoza la comedia dramática "Olivia y Eugenio", del escritor peruano Herbert Morote, que esta noche (20.15 horas) llega a Avilés, al teatro Palacio Valdés. La actriz Concha Velasco luce todo el protagonismo en un espectáculo con el que ha recorrido media España y del que se despedirá casi definitivamente el próximo mes de marzo. Plaza es un viejo conocido de los espectadores avilesinos. Suyos fueron los montajes de "El cerco de Leningrado", "Sonata de otoño" o "Hécuba", que inauguró para el teatro el escenario al aire libre del Niemeyer. También ha dirigido recientemente una "Medea" con Ana Belén como protagonista absoluta. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA por teléfono.

-¿Qué tenía la obra "Olivia y Eugenio"?

-Hablamos de dos asuntos que afecta a buena parte de la sociedad: las enfermedades terminales y el síndrome de Down. Estos dos aspectos generan inquietud, pero la obra es algo más que eso. Es un canto a la vida y a la bondad de las personas. Y, además, es divertida y hermosa.

-Pese al planteamiento, no estamos ante un dramón al uso.

-Desde luego. Herbert Morote supo escribir una pieza preciosa, ya digo, un canto a la vida.

-El espectáculo se despide en unas pocas semanas.

-Tenga en cuenta que Concha Velasco lleva más de año y medio en este "tour de force", soportando sobre sus hombros el peso de una función tan particular como esta. Los dos chicos que hacen de Eugenio son espontáneos, estupendos, pero no son actores profesionales. Además, Concha Velasco comienza ahora un nuevo proyecto sobre la reina Juana la Loca.

-Por Avilés pasa todo lo que dirige.

-Tengo una relación estupenda con la gente del teatro Palacio Valdés; una relación, por cierto, que sigue abierta. El próximo día 22 de abril estreno allí "El padre", de Florian Zeller, con Héctor Alterio y también Luis Rallo o Ana Labordeta.

-Usted y Héctor Alterio trabajan muchas veces juntos.

-He tenido la suerte de dirigirle en "Yo, Claudio" o en "La sonrisa etrusca". En "El padre" me ha elegido él a mí. Y me siento por ello orgulloso y feliz.

-Vaya... y yo que le iba a preguntar por el trabajo de "Hécuba" en el Teatro Romano de Mérida y en la plaza del Niemeyer.

-Me lo pasé muy bien. Pasamos miedo mirando al cielo... no fuera que lloviera, pero fue un reto precioso.

-Concha Velasco y usted llegaron a Avilés con un exitazo.

-Lo que hicimos en el Niemeyer es buena prueba de que los clásicos se adaptan a cualquier escenario y a cualquier tiempo. Veníamos del pasado y llegamos a Avilés, al futuro. Me sorprendí mucho. Utilizamos medios audiovisuales. Ya le digo, estoy muy orgulloso.

-Bandea mares clásicos y contemporáneos. ¿Qué tienen que ver Hécuba con Olivia?

-Lo que me interesa de Hécuba, de Medea o de Olivia y Eugenio es su naturaleza humana. Las historias humanas son las que me mueven a dirigir, aquellas en las que se dejen traslucir las emociones, los sentimientos. Me interesan los seres humanos, sus motivaciones... e, interesándome eso, es normal que me guste el teatro.

-¿Qué le pide a los próximos que nos gobiernen?

-Que no se olviden de la cultura. Eso, fundamentalmente.

-Ayer [por el martes] se constituyeron las Cortes.

-En estas Cortes, Mariano Rajoy por fin va a ver la vida: la gente que trabaja, que tiene rastas, que viaja en bicicleta. No son salvajes, forman parte del país de verdad, no de ese peinetas que había imaginado. Puede haber una mujer con un niño en brazos o la emoción de las lágrimas.

-¿Qué tiene el teatro para que lo eligiera como profesión?

-El teatro es efímero y eso me gusta. Puedo haber salido trastocado de una función una noche y a usted, un día después, esa misma obra no le dice nada. Lo bueno del teatro es que no puedes abarcarlo todo, de manera completa. Claro, están los DVD, pero no es lo mismo.

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