De fría y poco acogedora califican los comerciantes y vecinos el nuevo alumbrado urbano que poco a poco se está instalando en la ciudad, con bombillas led de bajo consumo que emiten luz blanca y que sustituyen a las tradicionales de vapor de sodio, en tono anaranjado.

"Me recuerda a la luz de una pescadería; es muy poco cálida", apuntan Conchi Pavón Morán y Alba García García, trabajadoras de una óptica en la calle La Cámara. "Parece la luz de un hospital, muy blanca", señalan Ade Gutiérrez y Eva Lantada desde una tienda de moda infantil también ubicada en la principal calle comercial. Por el contrario, Julia Menéndez, al frente de una lencería, considera la nueva iluminación "más alegre; me gusta esta luz blanca porque da más claridad".

El cambio de sistema de alumbrado público que está acometiendo la empresa Electricidad y Electrónica Martín AG no ha sido apreciado por la mayoría de la población. "Ni me di cuenta de que hay luces nuevas. Pero ahora que las miro... prefiero la luz amarilla, aunque nos acostumbraremos en poco tiempo al cambio", comenta otra comerciante.

A pesar de decantarse por la tonalidad naranja al otorgar más calidez al ambiente nocturno, los ciudadanos aplauden la iniciativa por el ahorro que supone. Según las previsiones municipales, una vez que todas las bombillas estén instaladas y encendidas, el consumo del alumbrado público del casco histórico será de 560 megavatios-hora, un 80% menos que con las tradicionales. Hasta ahora, la factura de la luz ascendía a 2,6 millones de euros al año.

"Bienvenido el cambio si ahorramos, ya que se puede destinar el dinero a otras cosas necesarias, por ejemplo arreglar algunas calles", apunta Eva Lantada, que coincide con el resto de los ciudadanos y comerciantes encuestados que con las nuevas luminarias "parece que se ve mejor. Creo que hay más claridad".

La sustitución de las aproximadamente seiscientas bombillas previstas se está abordando de forma escalonada y requerirá de varias semanas. El cambio en el que el consistorio ha invertido alrededor de 300.000 euros es notable en La Cámara, pero también puede apreciarse en otras pequeñas calles del entorno, Sabugo y el parque del Muelle.