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El consumo de porros se dispara en la comarca en poco más de un año

Los psicólogos detectan un notable aumento de los problemas mentales asociados a la adicción al cannabis

Una actividad en el centro de Amigos Contra la Droga, ubicado en el barrio avilesino de Piqueros. MARA VILLAMUZA

María, chocolate, hachís, costo, hash, petas, porros, canutos... El cannabis es desde tiempos inmemorables una de las drogas ilegales más consumidas, pero su uso se ha duplicado en la comarca avilesina en los dos últimos dos años. Y todo apunta a que las cifras seguirán aumentando paulatinamente en el futuro. Así lo certifican las responsables del centro de deshabituación e incorporación social Amigos Contra la Droga, que desde hace más de un cuarto de siglo ofrecen tratamiento en la ciudad a personas con trastornos por abuso de sustancias psicotrópicas. Las personas que regalaron su adolescencia al cannabis son ahora adultos que solicitan ayuda para desengancharse. La mayoría presenta problemas de salud mental asociados al consumo continuado.

"En el año 2013, el 12 por ciento de los usuarios que tuvimos en el centro era por adicción al cannabis. Un año después, la cifra subió al veinte y, en 2015, llegó al 24 por ciento", explica la psicóloga Ana María Menéndez. Si bien no es la droga que afecta al mayor número de usuarios del centro, sí es la que ha experimentado el mayor crecimiento en cuanto a consumo y adiciones. El 43 por ciento de las personas a tratamiento intenta liberarse de la cocaína, el 22 por ciento de la heroína, y el diez por ciento, del alcohol. "Las cifras globales son altas, pero más o menos están estancadas respecto a los años anteriores", agrega. Destaca que el 67 por ciento de los tratados por una adicción probaron antes un "canuto" que el alcohol. Amigos Contra la Droga recibió el pasado año a cien personas. Un grupo reducido se quedó a las puertas, en lista de espera. La mayoría de los usuarios son de Avilés, Corvera, Castrillón, Oviedo, Gijón y también del Occidente asturiano, de Cudillero al límite con Galicia.

El centro pasó de años de abundancia a vivir las peores consecuencias de la crisis económica. Ahora, su equipo lo forman apenas dos psicólogas, Menéndez y Pilar Soberón, y una integradora social, Myriam López García. Han tenido que prescindir de diferentes talleres formativos, aunque las profesionales atisban cierta mejoría. Y tienen un convenio con el Colegio de Psicólogos del Principado que les permite tener a cuatro personas al año -dos por semestre- realizando prácticas y voluntariado en el centro. Se trata en su mayoría de jóvenes recién colegiados con interés profesional en el tratamiento de adicciones. "Este convenio nos beneficia en doble sentido. Por un lado estos profesionales nos ayudan en las actividades diarias y también motiva enseñar lo que sabemos a otras personas", recalca Ana María Menéndez.

Amigos Contra la Droga ha ofrecido tratamiento en los últimos 26 años a más de mil personas con trastornos por abuso de sustancias. Atiende y asesora a las familias y funciona como un centro terapéutico. Fue asimismo el primer centro de España en recibir a presos en tercer grado (semilibertad) en su mayoría por tráfico de droga y, aún hoy, más de la mitad de los usuarios que recibe proceden de la unidad de intervención terapéutica de Villabona. Fue cuestionado a su vez por permitir el consumo de metadona y, hoy, un cuarto de siglo después, el tiempo les ha dado la razón. Su supervivencia, no obstante, depende de los recursos económicos. "Alguien debería ser consciente de que somos centros que ofrecemos unos servicios que la Administración no tiene y que trabajamos con personas enfermas que precisan ayuda", concluyen las especialistas.

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