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Las tabletas llevan la polémica al jardín de infancia

El plan pionero de Avilés para que los más pequeños usen dispositivos tecnológicos divide a la comunidad escolar y a los partidos

Las tabletas llevan la polémica al jardín de infancia

Entre el aplauso y el recelo se mueve la opinión pública por la introducción de las nuevas tecnologías en las etapas de aprendizaje más tempranas. Igual que ocurriera hace años con los "apocalípticos e integrados" en los que Umberto Eco dividió a la población en función de su rechazo o aceptación de la televisión como medio de comunicación prioritario, ahora también se levantan voces a favor y en contra. Avilés ha sido recientemente un buen ejemplo de este debate al introducir, de forma pionera, las tabletas en las escuelas de bebés. Donde unos ven una nueva herramienta para la educación, otros alertan de que es una puerta para el consumismo. El proyecto municipal del PSOE, ya implantado, contó con el rechazo frontal de Somos, que veía una forma de favorecer intereses empresariales más allá de objetivos educativos.

Quienes, en la comunidad escolar, defienden el uso de las nuevas tecnologías en Educación Infantil, consideran que es una herramienta válida para trabajar el desarrollo social, lingüístico y cognitivo de los niños. Y muchos docentes escriben en sus blogs su experiencia en el aula, de cómo las imágenes y sonidos que encierran las tabletas sirven para apoyar la forma natural en que los niños aprenden, aumentando así la motivación y los resultados académicos. Eso sin olvidar que el mundo en el que deberán desenvolverse estos pequeños estudiantes estará condicionado por el manejo de las buenas tecnologías, y una temprana iniciación en sus secretos les permitirá una mayor solvencia como adultos.

Y, sin embargo, la experiencia de otros docentes está en la cara opuesta de esta moneda. Hay, por ejemplo, quienes alertan de los peligros para la escritura que suponen las tabletas, al "robar" tiempo a esa práctica. Además, aseguran los "apocalípticos", no fomentan la creatividad, sino que alientan al alumno al consumo de contenidos. Otro argumento importante es el de la falta de formación de parte del profesorado, que tiene que enfrentarse a una herramienta con la que no está familiarizado.

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