Los asistentes al curso sobre las aplicaciones del láser en la limpieza del patrimonio artístico que imparte la Escuela Superior de Arte constataron ayer los efectos que provoca el uso de esta técnica en dos fragmentos de obras avilesinas: uno procedente de la antigua fuente de la plaza de Camposagrado y otro de la escultura que figuraba en la fachada del antiguo ambulatorio de la calle Llano Ponte.

Bajo la dirección y supervisión del investigador Manuel Iglesias Campos, profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, los participantes en este programa -profesores y alumnos de la Escuela de Arte del Principado y profesionales de la restauración procedentes de distintos puntos de la geografía- se adentraron en la metodología de trabajo que entraña todo proceso de limpieza. "Hay una norma en la que se establecen unos pasos y que incluye una fase de evaluación. Sea el material que sea, primero se mira cómo actúa el punto de luz, después se hacen catas de un centímetro para calcular los puntos que estamos dando y a continuación se ven los efectos que provoca. El protocolo para todos los materiales es el mismo, lo que difiere es la parte posterior de evaluación", explica el doctor en conservación y restauración.

En cualquier limpieza o tratamiento, indica Iglesias Campos, se realizan ensayos. "Se coge una pequeña muestra para ver lo que está pasando, cómo responde el material, si el aspecto que deja es el deseado y si se mantienen las pátinas o policromías antiguas que pueda tener la obra. Todo ello facilita una información sobre cómo plantear la limpieza. Se hacen catas en diferentes puntos para ver si la respuesta es igual en todos", añade el especialista de la Universidad de Barcelona, que imparte el curso en Avilés junto a Araceli Rojo, de la empresa Gea Asesoría Geológica, y Fabio Dal Monte, de CTS Restauración.

A partir de la cata, en el laboratorio, los conservadores restauradores buscan los posibles efectos secundarios del tratamiento realizado a modo de prueba. "Entonces se valora si limpias. A veces, aún generando unos efectos que no son muy buenos procedemos igualmente ya que esos efectos son menos malos que si usamos otra técnica que provoca peores consecuencias", manifiesta el investigador.

En este sentido, relata cómo existen técnicas que se han desechado por agredir los materiales del patrimonio histórico. "Se han usado durante muchos años y aún siguen utilizándose en edificaciones normales, pero se han ido descartando por ser químicos no controlados", comenta Manuel Iglesias. En este punto, se refiere al tradicional sistema de chorro de arena con presión muy elevada, que ha pasado a denominarse micro proyección de abrasivos o proyección de abrasivos a baja presión. "Aún se utiliza pero de forma muy controlada; ya es algo residual al igual que el agua a presión", dice.

Sobre la concienciación de la sociedad en general y de las autoridades políticas en particular sobre la limpieza del patrimonio artístico tanto para su embellecimiento como para su conservación, el profesor de la Universidad de Barcelona comenta que si bien cree que los dirigentes están sensibilizados -aspecto que vincula a la disponibilidad de dinero- considera que falta interés en mantener el patrimonio tras haber intervenido sobre él. "Se gasta mucho en inversión pero después no hay una previsión de mantenimiento. Y ello conlleva acciones puntuales muy pequeñas con un coste que no es grande. Si se hace se evitan las intervenciones muy agresivas cada 30 o 40 años. Desde mi punto de vista, el mantenimiento tendría que estar incluido en el proyecto", concluye Iglesias Campos.