La eurodiputada castrillonense de IU Ángela Vallina, de 56 años, y su marido, Basilio G. C., protagonizaron ayer una fuerte bronca en el servicio de Urgencias del Hospital San Agustín que acabó con la intervención de la Policía Local de Avilés a instancias del personal sanitario. Según testigos presenciales, el matrimonio, en estado de embriaguez, aparcó indebidamente su coche y se negó a moverlo para facilitar el traslado en camilla de una enferma grave, urgió de malos modos que se prestase atención sanitaria prioritaria a la política -que presentaba una rotura de tobillo- y, tras ser afeada la conducta de la pareja, Basilio G. C. increpó al personal sanitario.

La que fue alcaldesa de Castrillón entre 2003 y 2004 y de 2007 a 2014 se rompió un tobillo a primera hora de la tarde de ayer al resbalar con unos zapatos nuevos y su esposo la llevó en coche a Urgencias. Basilio G. C. aparcó el vehículo en la zona de uso de las ambulancias, justo delante de una de la que el personal médico estaba sacando a una enferma en estado grave y cortando el acceso al centro sanitario.

Según el relato de un enfermero presente en el lugar, "le pedí al conductor del coche (el marido de Ángela Vallina) que lo apartase un poco para poder pasar con la camilla y se negó". Muy al contrario, sigue el testigo, "esa persona empezó a gritar 'lo urgente ye lo mío'". Los sanitarios decidieron meter a la mujer que había sido trasladada en ambulancia dentro de Urgencias por otra vía y en ese momento Vallina y su marido les acusaron de haber rayado su coche. "Me puse a hacer una foto con el móvil para tener una prueba de la falsedad de su acusación y en ese momento las increpaciones y la bronca subieron de tono", prosigue el enfermero, lo que motivó la llamada a la Policía, que tomó declaración a los protagonistas.

Todo ocurrió delante de, al menos, una decena de testigos. El informante de este diario sostiene que tanto Vallina como su marido presentaban síntomas evidentes de embriaguez, "tanto es así que Vallina, en ese momento sentada en el asiento del copiloto, le dijo con voz pastosa a una médica que pasaba por allí: 'Oye, cari, ¡ábreme la puerta!'".