Tres mujeres avilesinas han sido asesinadas a manos de sus parejas en los once años que lleva en vigor la ley contra la violencia de género: Anabel Gutiérrez, en 2007; Amaranta Cueva, en 2011, y Ascensión Amores, el pasado miércoles. En ninguno de los tres asesinatos constan denuncias previas de malos tratos por parte de los agresores.

La joven Anabel Gutiérrez fue hallada muerta en el alto de Los Cañones (La Reigada) tras una semana desaparecida. Su ex novio, vecino de La Carriona, con fama de callado e introvertido, la llevó hasta este apartado lugar, a 20 kilómetros de Avilés, con la intención de mantener relaciones sexuales. Allí la golpeó con una piedra en la cabeza. Sufrió también golpes más pequeños y presentaba signos de haberse defendido. En la espalda tenía magulladuras. Y después de ensañarse con la joven de Llaranes, la dejó abandonada.

Igualmente cruel y feroz fue la muerte de Amaranta Cueva, de 29 años, que falleció de la paliza que le propinó su novio, Eduardo Antonio P. T, "El Portu", en la vivienda que compartía la pareja en la calle Palacio Valdés, tras regresar de vendimiar en Logroño y enterarse de que la joven había conocido a otro chico. Al parecer, una discusión que fue subiendo de tono dio paso a la agresión física que le causó la muerte. La causa fue un traumatismo craneofacial severo. Una vez cometido el asesinato, el hombre acudió a la calle Llano Ponte y en el bar El Desván pidió ayuda a la camarera, que junto a un cliente acudieron al domicilio y encontraron a la víctima en la cama, tapada con una manta.

La Policía cree que Julio Pardo, dueño de la confitería "La Duquesita", también se ensañó con su esposa. Supuestamente, golpeó a Ascensión Amores en la cara con una llave inglesa y la asfixió con una almohada en el domicilio conyugal de la calle Ramón y Cajal, en el barrio del Carbayedo. Ambos estaban al frente del negocio de la calle Fernández Balsera; ella atendía a los clientes y él se encargaba del obrador.

En estos tres brutales sucesos está presente una combinación de factores: celos, posibles problemas económicos, el alcohol y los fármacos. Los tres asesinos consumieron sustancias tóxicas antes o después de atentar contra sus parejas. Juan Antonio S. A, ex novio de Anabel Gutiérrez, confesó haber cometido el crimen bajo la influencia de altas dosis de alcochol y ansiolíticos, concretamente doce botellas de sidra y 40 Idalprem, según declaró ante el juez. Por su parte, al novio de Amaranta Cueva, a la que conoció cuando ésta trabajaba esporádicamente de camarera en un bar de la zona del Arbolón, le encontraron restos de tres drogas diferentes en los análisis de sangre que le realizaron al día siguiente del atentado.

Julio Pardo, el propietario de la La Duquesita, estaba aturdido por los efectos de las pastillas consumidas y el alcohol ingerido tras haber acabado con la vida de su esposa. La Policía, alertada por los familiares de Ascensión Amores, lo encontró junto al cadáver en la habitación del domicilio familiar.