Juan Francisco Liriano Acosta, empresario del sector del ocio de origen dominicano afincado en Avilés, eligió mal a quien alquilar la nave industrial donde montar la sala de fiestas de sus sueños y ahora lleva medio año atrapado en una pesadilla tratando de evitar la ruina que se cierne sobre su negocio después de que el local de marras acabase embargado por las deudas del propietario original. El problema del embargo -que en el fondo se dirige contra el arrendador; es decir, contra el propietario del inmueble- es que Liriano Acosta no es reconocido por la entidad financiera como inquilino y está haciendo todo lo posible por ponerle de patitas en la calle, sin tener en cuenta la inversión que realizó dentro de la nave para adaptarla como discoteca ni los supuestos derechos que asisten al empresario para su continuidad como arrendatario.

"Me están complicando la vida de lo lindo, pero para sacarme de la nave van a tener que hacerlo con los pies por delante", asegura Juan Francisco Liriano, que de hecho pasa casi todas las horas del día -y alguna de la noche- dentro del negocio por temor a posibles artimañas. Por si fueran pocos los problemas derivados del desahucio indirecto del que se siente víctima, el empresario sufrió hace meses un robo en el establecimiento que le hizo perder bienes fundamentales para la actividad hostelera y la imposibilidad mantener la actividad de la sala de fiestas ha cortado su fuente de ingresos, aparte del daño de imagen que esto le causa.

Este emprendedor de la noche se las prometía felices cuando en marzo de 2010 firmó un contrato de arrendamiento con opción a compra de una nave industrial de más de mil metros cuadrados en el parque empresarial "Principado de Asturias". La sociedad arrendadora, Arganza Inversiones, representada por José Luis Solís García, fijó las habituales condiciones de este tipo de contratos y el empresario dominicano pudo abrir con relativo éxito su negocio: un espacio de baile donde reinan la salsa y demás ritmos latinos; con el tiempo incluso diversificó la actividad para organizar fiestas y eventos. Todo se truncó el pasado otoño, cuando la mercantil Arganza Inversiones fue exigida al pago de sus deudas por una entidad financiera; la negativa o la imposibilidad de hacer frente a esa exigencia puso en marcha la maquinaria del embargo y día de hoy el procedimiento de ejecución hipotecaria está en fase muy avanzada.

El abogado de Juan Francisco Liriano, Celestino García Carreño, defiende que a su cliente le asiste el derecho de subrogación en el alquiler frente al nuevo propietario de la nave, que es la entidad financiera que promovió el embargo de la misma. Pero el susodicho banco "se hace el sueco", según el empresario, pues todos los indicios apuntan a que lo que quiere es "vender el inmueble, coger la pasta y dar carpetazo al asunto", añade Liriano.

El empresario trató de entenderse con la entidad financiera, a la que ofreció tanto convertirse en su cliente (solicitando un crédito para relanzar el negocio que ahora está de capa caída) como comprar la nave (pero no por la cantidad que pide el banco) o buscar otra vía satisfactoria para arreglar el entuerto. Lo único que recibió Liriano del banco fueron portazos, y ahora será el Juzgado de instancia número 1 de Avilés el que tenga la última palabra.