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La huella empresarial, pasada por el tamiz del arte

Carlos Suárez lleva la memoria industrial de la comarca al Museo de Bellas Artes

El artista avilesino reinterpreta los procesos históricos asociados a las fábricas de la mano del Archivo de la Real Compañía Asturiana de Minas

Carlos Suárez, en su estudio. MARA VILLAMUZA

Con Carlos Suárez (Avilés, 1969) la historia industrial de la comarca entra en el Museo de Bellas Artes. Será el primer avilesino que tenga una exposición individual en la pinacoteca asturiana. Se inaugurará el 14 de abril y lleva por título "El vaciado de la huella belga", en alusión a la fuente en la que ha bebido para hacer una reflexión sobre la historia: el Archivo de la Real Compañía Asturiana de Minas, hoy Asturiana de Zinc. Suárez lleva años trabajando en propuestas estéticas que exteriorizan su reflexión sobre los espacios habitados, sobre la identidad de los individuos y de los pueblos, sobre la fragilidad de la memoria y el desarraigo. Ahora lleva ese discurso más conceptual a un caso práctico muy cercano, el que encierra el archivo de Arnao.

"Enlaza con todos los proyectos que hice para la investigación de la tesis, a partir de los desplazamientos, los territorios, la identidad, la memoria y su vinculación con el arte contemporáneo. Y llegó un momento en el que sentí la necesidad de revisar esos planteamientos en nuestra propia identidad", explica el artista. La memoria colectiva de un pueblo, encerrada en un archivo, tenía el potencial que estaba buscando. "En una fábrica encuentras todo tipo de relaciones, entre trabajadores, empresarios, gente de distintos lugares... Y esas relaciones son las que forman la identidad colectiva, las que forjan la construcción de nuestra sociedad asturiana".

Carlos Suárez se dejó seducir por la relación entre el archivero de Arnao, Alfonso García, y el proceso de construcción de ese archivo. "Es un proceso en el que se van descubriendo objetos y documentos, algunos de forma casual, y es el archivero quien se ocupa de ordenar, rescatar y discriminar lo que es oportuno y lo que no. No pretendo una revisión histórica, sino reflexionar sobre cómo se construye la historia y la memoria", cuenta. También se fijó en la relación entre los objetos, documentos... "Cuando vi el archivo me di cuenta de que tenía más potencial que muchas de las obras de arte de las exposiciones".

Una visión personal de esos procesos es la propuesta que presentará Suárez en el Bellas Artes. "A partir de esos procesos de desmenuzar las capas de la historia para luego reinterpretarlas, doy una visión particular: una visión distinta de cómo se construye o de cómo nos cuentan la historia. Juego también con el vacío de la historia que no ha aparecido y con lo material de la historia que aparece, juego con el vacío de las ausencias y juego con la huella que permanece".

Trasladar parte de las piezas del archivo al museo obliga a una descontextualización. "Es simbólico y emocionante ver cómo toda la historia de nuestra comarca, de nuestra identidad, entra en un museo junto a obras artísticas consagradas como las del Greco. Vamos a hacer que nuestra historia social tenga reconocimiento como potencial artístico; en el museo adquiere una dimensión nueva", sostiene el artista. Suárez reivindica la tendencia artística que en Asturias debería haber sido más habitual de reflexionar sobre las relaciones sociales. Y considera que "en estos momentos ser expresionista y mantenerse en ello es estar muerto".

"El vaciado de la huella belga" es, pues, el fruto de una investigación que Suárez comenzó hace cuatro años en el marco de una tesis doctoral de la mano del profesor Javier Tudela. "Su papel es fundamental, me aportó visiones nuevas sobre la investigación y la escultura, que hace ya muchos años se baja de la peana y deja de ser incluso ya materia". La tesis de Carlos Suárez no es un proceso académico, sino de investigación artística, y como resultado acaba de recibir el premio extraordinario de doctorado por el trabajo que presentó en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra.

El devenir artístico de este avilesino continuará ligado a la construcción europea, algo que también tiene traducción en la exposición del Bellas Artes. "Vemos que nuestra identidad se construye en base a desplazamientos de personas, relaciones entre países y territorios, la construcción de mapas no es más que un ordenamiento artificial, las fronteras son mentales. Somos todos emigrantes, el proceso de construcción social es migratorio, la sociedad es errante". Como referentes de su investigación cita a autores como Hanne Dardoven, Hans Hake y Danh Vo.

"El vaciado de la huella belga" traducirá, pues, la historia social de la comarca al lenguaje artístico contemporáneo. Y todo, reconoce Suárez, gracias a la importancia de un archivo que se mantiene como guardián de esa historia. "La empresa me dio en todo momento facilidades y libertad absoluta para bucear en él", agradece el artista. El Bellas Artes será el próximo recipiente de ese legado.

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