La audacia de Aquiles, la belleza de Helena, la sabiduría de Atenea y el poder de Zeus se conjuraron ayer en Avilés de la mano de los escolinos, sus padres y profesores, que coronados de hojas de laurel anunciaron por las calles de la ciudad la llegada del Antroxu. Y no faltó el caballo de Troya, ni tampoco los cabellos en forma de serpiente de la Medusa, demostrando así que la fiesta y la diversión no están reñidos con el conocimiento de la mitología clásica. Los retoños del Carnaval hicieron el anual peregrinaje desde la plaza de España hasta el polideportivo del Quirinal, para el fin de fiesta, luciendo sus mejores peplos y aprovechando la cálida temperatura y la ausencia de nubes amenazantes.

La fanfarria "El Felechu", encabezada por el incombustible "Charlot" -que aprendió a bailar en las fiestas del Olimpo-, abrió la comitiva de escolinos. Detrás, las todavía princesas del Goxu y de la Faba, las chicas de "Efecto Mariposa" que, a unas horas de su coronación, encadenaron pasos de baile ataviadas de blanco. Coreografías de puro gusto clásico para abrir la marcha. El disfraz del día fue, sin duda, el de práctica túnica blanca, aderezada con estola de color. Y tocado en forma de corona de hojas para rematar. Así se presentaron los primeros en desfilar, los representantes del colegio Llaranes, que lo hicieron bajo una nube de confeti y acompañados de silbatos. Grandes y chicos lucieron palmito con remate de laurel.

Los siguientes de la comitiva fueron los del colegio Quirinal, un nombre muy clásico aunque por parte de Roma. Pero así, a medio camino entre los griegos y los romanos, se movieron los creadores de los atavíos. Los escolinos de este centro acudieron, eso sí, con rayos del mismísimo Zeus. Los representantes de este centro fueron uno de los grupos más numerosos, con sección propia para los alumnos de la escuela infantil.

Más túnicas blancas y hojas doradas lucieron los alumnos del colegio Sabugo y los del Apolinar García Hevia, siguientes en el desfile. Y también muy clásicos, pero con ardor guerrero, llegaron los representantes de "Pequeños Espacios", que aprovecharon sus espadas para consagrarse a la lucha.

¿Y qué pasa si el Antroxu se dedica a la Grecia clásica? Pues que el colegio La Carriona decidió salirse por la tangente y romper la monotonía de túnicas blancas para apuntarse al mundo del mar. Encabezando la delegación, un barco y un faro. Y detrás, fauna marina de diverso pelaje y pescadores dispuestos a echarles la red.

El testigo del clasicismo lo retomaron los alumnos del Marcelo Gago y los de la escuela infantil de La Magdalena, con túnicas blancas y hojas doradas. Algo parecido hicieron los de Versalles, aunque precedidos por un enorme yogur griego, y entre tanto, griego iba también la barca de Caronte. Los dioses de la mitología bajaron a la calle avilesina, y Zeus se sentó en su trono, empujado por los representantes de la asociación de madres y padres del colegio Versalles. El caballo de Troya, en cambio, se puso del lado de los de Villalegre, cuyos escolinos lucieron oros olímpicos al cuello.

La escuela infantil de Jardín de Cantos hizo un asalto pirata, el Palacio Valdés se apuntó a la corriente clásica, el Marcos del Torniello se desmarcó con un disfraz de Maléfica y el Poeta Juan Ochoa se puso de peplos. Para cerrar, algo más cremoso: los yogures griegos del Enrique Alonso, con un concurso sorpresa bajo las tapas. "¡Sigue estudiando!", está en juego un viaje a Atenas.