Sólo en Avilés las gélidas cariátides pueden tomar forma de soldados del Imperio. Son las cosas del Antroxu. La peña del Abuelo Anselmo triunfó anoche en la vigésima novena edición del Descenso Internacional de Galiana. Lo hizo con una recreación del Erecteón con Stormtroopers y R2D2, por un lado, y esculturas helénicas, por otro, y, allá al frente, Chayanne en pleno éxtasis. Hay que ser torero, poner el alma en el ruedo... La celebración mayor del Carnaval es capaz de eso y de mucho más. Por ejemplo, sobrevivir a vientos y tormentas gélidas. De hecho, el mal tiempo del inicio del festejo deslució todo lo que tenía listo el Ayuntamiento. "Hasta nueva orden no se conectan los vafles", se lamentó el actor y presentador Joaquín Pajarón, vestido de un dios griego de pega.

Al final, contra viento y marea, bajaron la calle de Galiana una veintena de artilugios pilotados por 272 navegantes. Todos recorrieron Galiana, Álvarez Acebal, San Francisco, el Parche y La Cámara. "El año que viene van a tener que llamar a un jurado de artistas; este año son muy buenos", comentó José Ángel del Río.

La carroza "La Grecia de las Galaxias" tenía su narradora y todo: una especie de Darth Vader tareando el tema central de la -por el momento- heptalogía sobre la galaxia muy, muy lejana. Ta tatata tata... Así y con Chayanne a todo meter, el mismo que dejó para la posteridad versos tan preclaros como: "Oye, mira hacia arriba / disfruta las cosas buenas que tiene la vida". Y hacia arriba se estuvo mirando durante todo el desarrollo de la vigésimo novena edición del Descenso Internacional de Galiana. "Lo vi con lluvia, con mucha lluvia y hasta con granizo, nunca con esta ventolera", señalaba José Ángel del Río, que, junto a la Cofradía de la Sardina Arenque de Llaranes reinó en las fiestas del Carnaval en el primer año en que las naves surcaron las aguas turbulentas de la calle de Galiana, allá por 1988.

Del Río fue uno de los jurados que repartió ayer más de 6.500 euros en premios a 8 de las 20 peñas que participaron en la fiesta de la tarde: dos horas y media con verdaderas obras de arte. "Estos artilugios son nuestras fallas, arte con fecha de caducidad", proclamaba el artista Favila, otro de los jurados del concurso. Formaron parte del jurado también varias de las representantes de "Efecto M", que son las reinas del Goxu y de la Faba por decisión democrática, Elvira Barrio y Manuela Álvarez, que fue de La Faragaya -en los tiempos buenos, en los años 80-. "Estuvimos ahí, en la calle; sabemos cuánto cuesta hacer estas joyas... y eso lo premiamos. También premiamos, claro, el resultado. Lo que sucede es que este año nos vamos a pelear bien", apuntó Favila cuando los jueces se retiraban a deliberar.

Tras el artilugio de la peña del Abuelo Anselmo, quedó Ébano, de Pepe Espiña. Presentaron "Carontín de Galiana", un homenaje al navegante que llevaba las almas de una a la otra orilla de la laguna Estigia, las puertas del infierno clásico. Los de Ébano acostumbran a ganar casi todos los años -lo hicieron, por ejemplo, en 2015-, pero esta vez quedaron en segundo lugar. Su descenso lo hicieron a ritmo de "AC-DC". "Highway to hell", o sea, autopista al infierno.

El Descenso comenzó a buen ritmo. Y es que peligraba su continuidad porque para las 20.00 horas estaban previstas rachas de viento salvajes como las que habían tenido lugar a las 17.30 en punto. En un momento dado, la parada "greciosa" comenzó a demorarse. Y eso provocó una estampida de los espectadores porque no estaban las cosas para pillar una pulmonía.

Al final, sin embargo, se lanzaron 30.000 litros de espuma y 750 de espumógeno diluidos en 29.250 de agua. Toda una bestialidad para mantener el Carnaval de Avilés entre los mejores del país. Después, la fiesta continuó, pero en los bares.