El artista ovetense afincado en Pontevedra Rodrigo Cuevas compró ayer un montón de papeletas para convertirse en uno de los "fijos" del Antroxu de Avilés. Cuevas saltó hace meses a la fama con su canción "Ritmo de Verdiciu", una versión de "Soy de Verdiciu" en la que mezcla el estribillo de "Ritmo de la noche", uno de los clásicos veraniegos del eurodance de los años noventa. Y anoche se metió al público avilesino en el bolsillo, primero como presentador del concurso de murgas y, a continuación, en la faceta de showman. Su espectáculo es tan indefinible como hilarante.

-¿Nota la presión de la fama?

-Hombre, no creo que sea para tanto; lo llevo bien.

-Deje la modestia aparte; tanto por internet como en los conciertos, sus seguidores se multiplican.

-Lo que noto es que ha subido la calidad de los sitios donde canto... Muchos de ellos ya tienen techo. Y sí, también percibo el cariño del público y un mayor número de contrataciones, en especial en Asturias.

-Que es su casa. ¿Hay planes de retorno?

-Nunca se sabe. De momento estoy feliz en Galicia.

-Usted empezó actuando en plena calle y ahora llena locales. ¿Se ha acomodado?

-Para nada; es cierto que antes tocaba en espacios, digamos, "alternativos" y ahora hago bolos en cualquier tipo de local, pero sigo reivindicando el arte callejero.

-¿Cómo lleva las críticas?

-No se crea, me criticaban más antes que ahora; en líneas generales eso no me quita el sueño... Hasta los folclóricos me aceptan, lo cual me encanta.

-¿Cuánto hay de transgresor y cuánto de arte en el éxito de su espectáculo'

-Yo no soy Albert Pla, no me considero un transgresor. Interpreto un género al que doy un tono festivo, eso es todo.

-¿Se identifica con lo de inventor del "electrocuplé"?

-Antes quizás, ahora estoy en una etapa de volver a beber mucho de la canción popular.

-¿Sigue componiendo nuevas versiones?

-Apenas tengo tiempo con tanto viaje como hago para actuar, pero lo intento.

-¿Para cuando en su repertorio "Carretera de Avilés"?

-¿Y si la canto hoy? No sé, no sé.