No gustó nada a la Sardina que el Ayuntamiento de Avilés suspendiera el desfile del Martes. "La Alcaldesa, Festejos y la oposición, por no enterarse, deberían marchar para casa. No se enteran del tiempo que nos toca vivir, endurecen las normas del Descenso y suspenden el desfile del Martes d'Antroxu sin comunicarlo a las partes interesadas", elevó el Testamenteru Teo Siñeriz, ataviado como un Obispo de pega y sobre la carroza que el rey Baltasar utilizó en su recorrido por Avilés. "El Antroxu se recupera por la gente y no debe estar en manos del Consistorio", apuntó. El Santo Entierro de la Sardina comenzó, como es tradicional, más tarde de lo previsto, pero no faltaron las sardinas salonas, el vino del país y toques sincopados de tambores. Lo que no hubo fue una murga que pusiera banda sonora a cada una de las coplas del Testamentu.

La fiesta y la reivindicación, sin el huracán de los últimos días y sin nada, recorrió las calles de Sabugo para despedirse en el Parche. Antes de eso, el Testamenteru hizo un repaso a la política europea (recordó los atentados de París), nacional (Mariano Rajoy no salió bien parado, pero no sólo él), regional (con Javier Fernández como principal argumento) y hasta comarcal y local (sacó a colación a las exalcadesas Pilar Varela y Ángela Vallina y a la actual regidora avilesina, Mariví Monteserín). La viuda, representada por Chus Rodríguez, leyó tres misterios con cierta dificultad ("La viuda está un poco perjudicada", apuntó). Reclamó la presencia del invisible Alonso y Alonso pasó de corporeizarse. "Que le den a Alonso", vino a decir, pero con mayor gravedad.

Herrerín, reinando sobre la carroza, cogió el micrófono mientras se escuchaban los lloros de las plañideras más conspicuas, y así reclamó al señor escribano que todo esto lo apuntara con tintero y papel.