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La figura de la semana | MARGARITA PÉREZ EGUIAGARAY | Presidenta de la delegación avilesina de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC)

Música, teología y cáncer

Margarita Pérez contactó con la delegación avilesina de la Asociación Contra el Cáncer al enfermar su madre y desde hace seis años preside el colectivo dando mensajes de optimismo

Margarita Pérez Eguiagaray. RICARDO SOLÍS

Es la tercera de ocho hermanos. Nació en Avilés, en Las Meanas para más señas. Era el año 1957. Margarita Pérez Eguiagaray preside desde hace seis años la delegación avilesina de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), un dinámico colectivo que integra en su seno a pacientes, familiares, voluntarios y profesionales que trabajan unidos para prevenir, sensibilizar, acompañar a las personas y financiar proyectos de investigación oncológica. El pasado día 4, esta asociación celebró en Avilés el Día mundial contra el cáncer, siempre temido y con múltiples caras. No hay dos tumores iguales. Eguiagaray regaló armonía en la jornada que se celebró en la Casa de Cultura. "El cáncer hay que vivirlo con optimismo", aconsejó.

Esta mujer menuda y pizpireta irradia tranquilidad. Estudió la carrera de Música y también Teología, aunque dejó los libros en cuarto curso. Se casó con un canario y en el archipiélago residió durante veinte años con su pareja y sus cuatro hijas. En ese tiempo se dedicó en cuerpo y alma a la enseñanza. Dio clases de Religión y de Música. Tal vez por eso Margarita Pérez sabe transmitir mensajes, sobre todo los que necesitan melodías para suavizar las palabras. Tras la muerte de su marido, Eguiagaray regresó a Avilés. Corría el año 2000.

Entonces buscó un colectivo al que poder aportar su granito de arena, pero lo que había entonces no satisfacía sus expectativas. Fue entonces cuando su madre enfermó: cáncer de esófago. "Fue muy rápido. Mi madre duró ocho meses nada más y eso fue lo que me llevó a contactar con la Asociación", explica. Y ahí se quedó, como resultado de una cadena de favores: "Una persona me ayudó mucho en aquel momento y casi me sentí obligada a quedarme en el colectivo, aunque lo hice con gusto", manifiesta. Ahora sabe que aquella fue una decisión acertada. "La Asociación Contra el Cáncer permite trabajar, hay mucho por hacer... y se puede hacer", agrega. Eguiagaray es de las que están al pie del cañón. "No me gusta escaquearme de las obligaciones", puntualiza.

Tras seis años trabajando con enfermos de cáncer y sus familias, esta avilesina voluntariosa sabe que uno de los mejores tratamientos contra el cáncer que existen a día de hoy es el optimismo. "Cada vez se diagnostican más casos de cáncer pero lo bueno de los avances científicos es que la supervivencia es muy elevada. Tanto es así que muchos cánceres se convierten en enfermedades crónicas", recalca. Para muchos pacientes escuchar estas palabras es música celestial.

"Todavía no hay una vacuna para el cáncer, ojalá... Pero han mejorado mucho los tratamientos", incide. La supervivencia por cáncer de mama, por ejemplo, ha mejorado notablemente en los últimos años: anualmente se incrementa la supervivencia por este tumor un 1,4 por ciento. Además de los tratamientos son fundamentales también, a juicio de Eguiagaray, los controles que permiten detectar precozmente un tumor en los estadios iniciales.

La presidenta de la delegación avilesina de la Asociación Española Contra el Cáncer es una mujer dinámica, que allá por marzo de 2011 tuvo la oportunidad de hablar con la ahora reina Letizia Ortiz y presidenta de honor de la AECC en un acto de la Organización Mundial de la Salud que se celebró en el Centro Niemeyer. Eguiagaray consideró "única" la visita de Ortiz a Avilés. A Margarita Pérez le gusta que la gente responda y agradece el apoyo de todas y cada una de las personas que hacen posible el trabajo en la sede de José Cueto, sobre todo el de los voluntarios.

Gracias a estas personas que trabajan de forma altruista, la delegación de Avilés acaba de sacar adelante un proyecto que tardó varios años en gestarse: el servicio de acompañamiento a enfermos en el Hospital San Agustín. Doce personas tienden un día a la semana su mano amiga a aquellas personas que conviven con ese "bichito" llamado cáncer.

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