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La sobrepesca acaba con los oricios en la costa asturiana

La mayoría de los que se consumen proceden de Galicia y Portugal por la escasez del producto autóctono

Carlos Rubín vuelve del pedrero de Bayas (Castrillón) con las manos vacías.

Los oricios brillan por su ausencia en la costa asturiana, en tiempos fructífera para la recolección de este equinodermo con gran predicamento culinario. Lo ratifican los pescadores y los aficionados a comer erizos de mar. Dada la escasez de producto autóctono, la mayoría de los oricios que se degustan en Asturias en los últimos tiempos proceden, principalmente, de Galicia; también de Portugal. La principal razón que puede justificar la falta de oricios, en opinión de los expertos en la materia, es que "no se les deja regenerar". Lo dice, por ejemplo, el pescador Pablo Cos, que el pasado viernes acudió al entorno de la isla de La Deva con su compañero de tarea Carlos Rubín para apenas conseguir siete kilos de erizos de mar entre ambos tras una jornada de capturas. "Los oricios tardan en crecer entre cinco y siete años, y ahora mismo los que hay buenos son medianos. El mínimo de diámetro que han de tener las piezas que se permiten coger es de cinco centímetros y sin púas", indica Cos, mientras se enfunda su neopreno, coge un pequeño gancho metálico para arrancar las piezas de las piedras y una red para posteriormente guardarlas. Rubín asiente con la cabeza y recuerda que hace años era común ver los pedreros plagados de pescadores o de aficionados con licencia que iban a la captura de estos frutos del mar plagados de pinchos.

La tesis de que no se deja crecer a los oricios -es decir, que existe sobreexplotación pesquera- también es compartida por Alejandro Fernández Suárez, secretario de la Cofradía del Oricio, con sede en Gijón. Y va más allá. Considera que los buzos capturan los erizos de mar más alejados de la costa, que precisamente son los que están en fase de crecimiento. La normativa del Principado impide capturar oricios introduciendo el cuerpo bajo el agua. "No puedes meter la cabeza, ni bucear, hay que dejar medio cuerpo fuera", ratifica Pablo Cos, que manifiesta que en otras provincias cantábricas sí esta permitido el buceo.

Otra de las razones que Fernández pone sobre la mesa es la extracción de ocle, que aporta los nutrientes para el crecimiento de los oricios. "Hay menos de todo: menos algas y menos oricios", recalca el secretario de la Cofradía del Oricio, que no duda en afirmar que las "camionadas" de erizos de mar que había en otros tiempos serán difíciles de volver a ver "si no se toman medidas".

Las exigencias de las fábricas de conserva también pueden explicar la casi ausencia de estos equinodermos en el litoral asturiano. "Las fábricas hacen trasformados de oricios para enlatar y consumen muchos ejemplares para elaborar productos que son delicatessen", indica Fernández, que destaca que los franceses son grandes suministradores de esos productos tras adquirir la materia prima en las lonjas gallegas. Esto afecta también al precio. Si hace años era normal el pago de cinco euros por kilo, en las lonjas gallegas ya se venden a 6,5. "Esto derivará en que pronto se lleguen a pagar veinte euros por docena; eso va a acabar pasando, al tiempo", lamenta el secretario de la Cofradía del Oricio. Algunas pescaderías de la comarca avilesinas ya anuncian la venta de oricios llegados de Portugal, algo impensable hace años. Y a un precio que ronda los once euros por kilogramo.

Estos animales que viven pegados a las rocas, cual llámparas, requieren aguas frías para desarrollarse. Quizá por ello crezcan en las costas gallegas y portuguesas. Sin embargo, una de las razones que explica la proliferación de oricios del oeste es que "hace años no se cogían salvo en el Algarve -zona sur lusa-, donde sí se consumen". Ahora sí que se recolectan, precisamente para cubrir la demanda existente en latitudes más al norte, como Asturias.

Así las cosas, los pescadores como Pablo Cos y Carlos Rubín y la Cofradía del Oricio confían en que las poblaciones de erizos de mar sean respetadas y que la Administración tome cartas en el asunto para que estos animales cubiertos de pinchos crezcan y abunden como ocurría hace años y en Asturias puedan volver a comerse con normalidad los oricios de la costa verde.

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